Editorial | Un éxito colectivo que tenemos que consolidar siendo solidarios

La responsabilidad colectiva, a la que quizá ha ayudado bastante el miedo, ha conseguido que el confinamiento haya sido un éxito. Es cierto que los más egoístas han insistido en otorgar mayor importancia a sus quehaceres y caprichos que a la conservación de vidas humanas. Este mismo domingo, con la salida de los niños a las calles, fueron claros los abusos de esa minoría que siempre está dispuesta a saltarse las normas de convivencia, sean las que sean e independientemente del momento o el contexto. La salida establecía requisitos como el de la presencia de un solo adulto, que se esquivase el contacto con otros grupos familiares o que se evitasen, por ejemplo, los columpios, que no se cumplió con un 100% de eficacia.

Ahora está en el aire la posibilidad de que el próximo sábado, día 2, se inicie una nueva fase con la salida de personas para hacer en solitario deporte, o para dar paseos en grupos quienes convivan. Será un momento clave, especialmente para las personas mayores, que también necesitan airearse y realizar un poco de actividad en la calle, aunque son el principal foco de preocupación para toda la sociedad al ser los más vulnerables.

Todos estos avances son fundamentales. Son el logro de un esfuerzo colectivo, un éxito de todos que implica un serio riesgo. La unanimidad desde todas las instituciones, entidades y expertos quizá sea el mejor aval. Cautela y responsabilidad. Las mismas recetas que nos han permitido llegar al punto en el que nos encontramos, con los contagios y con la pérdida de vidas humanas en claro retroceso. Pero eso sí, no podemos dar por bueno ningún nivel de fallecimientos. Ahora, como siempre, cada vida importa. Es fundamental para la sociedad el que los Derechos Humanos sigan muy presentes. Todos ellos, empezando por el artículo 1 que se refiere directamente a la vida. Y para que todas las personas tengan la posibilidad de superar esta pandemia es imprescindible que las reglas llegan a todos, que los tramposos dejen de jugar con nuestra salud y que aportemos todos un poco más de paciencia. En juego está esa desescalada que decidirá muchas vidas y la forma en que volveremos a la normalidad deseada.