Plastificándonos
Ya estábamos todos empalmados a la idea y compromiso de ir olvidando los plásticos que ciegan los horizontes y matan océanos, de obligarnos a beber a morro sin pajita ni vasito o prohibirnos las bolsas de un solo uso... y habíamos conseguido que algunos plásticos empezaran a retroceder en sus infinitas utilidades, pero vino un coronavirus a resucitar su industria con un estallido fabril y febril que nunca antes se vio, una orgía a la que se están adaptando fábricas de otros ramos haciendo plásticos: mascarillas, trajes protectores, metacrilatos, impermeables, material quirúrgico desechable, bolsas dentro de bolsas y más bolsas, guantes, batas, monos, botas, delantales, cubetas, fumigadores, lonas, carpas, hospitales provisionales, pantallas, cabinas, biombos, escafandras... ¡más poliéster, es la guerra!... bendito plástico profiláctico, benditos botes para el flisflís y bolsitas higiénicas para todo, maldito el que se me acerque, no me toque usted, venga plástico por medio, plástico a diestro y a siniestro el doble.
Hoy, este planeta gasta seis veces más plástico que hace tan solo tres meses, así, de bóbilis bóbilis, como si nos hubiéramos empeñado en aislarnos en burbujas de plexiglás con mueble-bar y tele dentro, y vete a saber si no están ya vendiéndolas en Amazon. Ha vuelto a crecer infinito el material de un solo uso. A tirar. Rugen motores. ¡Más madera plástica, es la guerra!, vocean y jalean los desaforados Grouchos con sus pelotazos fabulosos por intermediar en las compras de tantos estados estafados como España. ¿Y cuántas montañas de basura plástica dejará tras sí esta pandemia que nos vino con un «arriba las manos» y «patas arriba» lo puso todo?, ¿qué nuevas industrias y negocios que ni imaginábamos saldrán de aquí?, ¿y cuántos meses pasarán hasta que dejemos de llevar mandil en la boca o gafotas de bucear atmósferas como el pescadero de la plaza del Conde?... chi lo sa, tó depende, y asimetría mediante, dirán todavía entonces... y nada de ataúd; se plastifican los muertos de crematorio como maletas de aeropuerto y eso te ahorras, le chivó un asesor.