Pijos de un dios menor
En realidad sería bueno que algunos políticos se psicoanalizaran. ¿De qué hablan cuando hablan de pijos? ¿De qué cuando se refieren a las clases sociales? Hay varias cosas que dan grima en la manifestación en Núñez de Balboa. La primera, el acto en sí. Y no por la voluntad que la mueve —¡estaría bueno!— sino por la falta de civismo al concentrarse en pleno estado de alarma, una situación con la que pueden estar o no de acuerdo, pero que hay que respetar porque a Dios no se discute y Dios, ahora, es la ley. No hay nada ni nadie por encima. Ser patriota es, entre otras cosas, observar (como en la Biblia, sí) las normas que nos hemos dado. Esto es lo que hay. El ecumenismo no existe en un Estado de Derecho. Ahora bien. Vamos a hablar de adjetivación. Pijos, parásitos, ricos, clase alta, he oído también que les llaman cayetanos; incluso hay neologismos para definirles. ¿alguien dijo cayetaborrocas? Reducir a la gente que no te gusta a través de un insulto con el que ni siquiera quieres decir lo que estás diciendo es muy grave. Ya ocurrió y el uso perverso del lenguaje nos arrojó al crimen ideológico, cuando no social, económico o de familia. Escupir insultos que se convierten en una manera de división social es muy miserable, igual que meter el humor en algo que no tiene puta gracia y que sólo busca ridiculizar y, por lo tanto, convertir en nada a cuantos no se nos asemejan.
Porque cuando Rufián o Echenique hablan de pijos, lo que en realidad quieren que quede en el subconsciente colectivo es idiotas, bobos de solemnidad, ricos de familia, clasistas sin empatía, ociosos, en resumen, una hueste de gente innecesaria y prescindible. Es inquietante. ¿Saben por qué? Porque esta manera de enfrentarnos lleva implícito que hay ciudadanos sospechosos, españoles que no han hecho nada para tener lo que tienen, personas que podríamos desechar y crecer como sociedad. Me gustaría saber dónde está el kilómetro cero para comenzar a hacer cuadrículas con los barrios que no cuentan para la utopía de los puros. Ahora, que quien no le lee cita a Camus no estaría de más que revisaran Los justos .