Elogio del eco

Si uno fuese hoy estudiante de Periodismo no estaría muy preocupado por mis clases presenciales, el planeta ha quedado convertido en una gran lección sobre qué hacer/ no hacer, en el oficio y en la vida. Ninguna asignatura es un castillo sin ventanas. Los temarios no son territorios con férreas fronteras, contienen entradas y salidas, conexiones ocultas. Y si no las hay, se crean. El confinamiento propicia oportunidades para la docencia que no renuncia a educar también conductas. La vida es la gran asignatura troncal, seas futuro médico, abogado, economista, filólogo… ¿Qué es enseñar y qué aprender? «El profesor enseña, de casa hay que venir educado», se decía antes de la pandemia. Pero la educación es bastante más que urbanidad. ¿Acaso el periodismo es solo saber redactar? No hay verdadera docencia sin inculcación de valores. «No os desaniméis y haced lo que podáis», son palabras de aliento que en estos días estarán siendo escritas y pronunciadas por muchos docentes. Y cada alumno hará lo que pueda, según sus capacidades y madurez. El buen docente sabrá evaluar, sabe que un texto de Cervantes, un artículo de Derecho, una fórmula química… sirven también para que el joven descubra y se descubra. La mayor parte de lo aprendido en clase se olvida, quedan las pautas de aprendizaje. Ojalá retengan nuestros jóvenes las lecciones de conducta transmitidas en estos tiempos por sus profesores, la sociedad, sus mayores… y por sí mismos. Esa verdad será la que más les valga para ser buenos profesionales, las demás las tienen y las tendrán en los libros.

Si la Historia es maestra de la vida, también el corazón tiene su cátedra. Un profesor dispuesto y un alumno receptivo, tampoco es necesario mucho más. Presencial o no. Quedará la esencia. O sea, el eco,

¿Qué es enseñar? Formar. ¿Qué es aprender? Adquirir pilares para aprendizajes futuros. Y sí, de ser hoy estudiante de Periodismo haría un trabajo titulado Neofaltosos y neofaltosas en los medios de comunicación . Los ejemplos abundan, basta con escuchar ciertas emisoras. «Profe, ¿las patrañas son improperios?», preguntaría por correo electrónico. Y es que, en periodismo y en docencia, si tu pregunta es interesante la respuesta lo será más.