Editorial | La marcha de la escuela de pilotos merece un análisis

Elaborar titulares en la prensa nunca es fácil. Y sobre todo cuando se trata de noticias complejas, en las que existen muchos componentes que al final hay que resumir en pocas palabras. Algo de esto ocurre con el adiós de Flybyschool. En principio la lectura inmediata pasa por la sensación de fracaso, por la crítica inmediata disparando a todas partes hablando de inacción y abandono de León. Pero esta escuela de pilotos es un buen ejemplo sobre la política de altura que se practica de manera discreta por parte de muchos. Durante los últimos meses los esfuerzos, especialmente desde el PSOE leonés, liderado por el presidente de la Diputación, Eduardo Morán, y su secretario general Javier Alfonso Cendón, han sido inmensos. La propia escuela, también hizo público ayer su agradecimiento hacia todo tipo de instituciones y partidos políticos que han mediado y se han posicionado a favor del proyecto.

Lo cierto es que la escuela se va. Aunque una lectura detallada de los flecos hace necesario que se destaque que los ministerios implicados han movido ficha de manera importante ofreciendo unas reducciones de las tasas muy notables, mientras la empresa promotora se ha mostrado quizá demasiado inflexible. Ojalá esto no se convierta ahora un otra arma política arrojadiza. Habría que analizar el camino recorrido hasta aquí y replantearse los posibles errores y también las fórmulas para reabrir unas negociaciones que permitan que León siga presente en este proyecto, en su futuro a corto plazo, y en los posibles movimientos que a medio y largo plazo puedan depararse.

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