Jopelina
Las buenas formas andan siempre queriendo enmendar a las malas formas. Es su carácter, pero es batalla perdida, porque las malas formas no han de esforzarse nada para que las buenas acaben algún día en su corral. La gente fina suelta exclamaciones como jaculatorias, pero cuando quiere estallar de verdad, desciende a lo más grosero del vulgo, aunque al vulgo, sin embargo, nunca se le verá diciendo córcholis por ir de fino ni exigiéndoselo una oportunidad de oro.
Juan Carlos Girauta, uno de los políticos más listos que pasaron por Ciudadanos, paladín de Rivera, culto y directo, no se cortó ni un pelillo del pubis en un tuit muy volandero y explosivo dirigido a sus viejos conmilitones y también discipulillos: «Vosotros, traidores, me vais a comer la polla por tiempos»... digo yo que tiempo 1: el prepucio, tiempo 2: el pucio, y tiempo 3: el pospucio; quiero pensar que la cosa va a ir en este orden.
Girauta lo bordó meando tan alto y tan largo. La grada nacional reaccionó como siempre: división de opiniones, unos se cagaron en su padre y otros en su madre, menos los del tendido de sol (de justicia), que piden más sangre y que se arrime. Hay espectáculo siempre en las enemistades más bellas, las que se declaran y crecen entre quienes fueron muy hermanos de sangre o de fe o de negocio. Dado el caso, hay que darlo todo, último tiempo para ajustar cuentas, descabellos o liquidaciones, y entiéndanse estas por lo administrativo y no por lo matón, cosa que también veremos en lo que se le viene por delante a toda la humanidad, incluidos los de Sariegos y Villacalambres.
A veces la buena gente me dice bocadehacha por no cortarme el taco o lo feo ni en sagrado y me dicen que para vestir el ¡joder! tengo el jopé sorpresivo, el jopela modoso o el jopelina para cuando alguien la lía muy parda... aunque el premio a la cursilería poética se la lleva el jolín , si es mohín, o el j olines , si es queja reiterada... y que también tengo ostrás, mecachis o miércoles.
No me veo yo muy por ahí. Recen por mi conversión, jopelina.