Editorial | Un reparto injusto que atenaza a la España vacía
El cambio de criterios para el reparto de los 16.000 millones de euros comprometidos en el fondo no reembolsable que las autonomías gestionarán para afrontar el gasto que les ha supuesto la crisis del Covid supone un duro golpe para Castilla y León, como para todas esas autonomías en las que el envejecimiento y la dependencia son especialmente graves. El Gobierno comunicó este cambio ayer a los presidentes autonómicos, a menos de diez días de que se apruebe el reparto del fondo para la sanidad, el más abultado y urgente de todos.
La propuesta inicial, con la que contaba la Junta, suponía repartir entre las autonomías 10.000 millones de euros para gasto sanitario y 1.000 millones para servicios sociales, y su reparto respondía al coste que para cada territorio ha tenido la pandemia. Especialmente elevado en Castilla y León, por la incidencia del coronavirus, la vulnerabilidad de su población envejecida y la dispersión de sus habitantes. Esperaba 670 millones de este reparto.
Ahora serán 9.000 los millones para sanidad, porque se crea un fondo para educación (que la Junta había reclamado de forma adicional). Y se eleva el peso de la población de los territorios en el reparto, con lo que se penaliza a las autonomías menos pobladas. Doble varapalo para Castilla y León, que perderá en este reparto nada menos de 125 millones de euros.
El presidente de la Junta criticó ayer con dureza «los bandazos» del Gobierno en sus decisiones, y habló abiertamente de injusticia para la Comunidad en el reparto.
No es de recibo que se anuncien continuamente planes para apoyar el desarrollo de la España vacía mientras se castiga una y otra vez con los hechos a estos territorios, en un claro ejemplo no ya de falta de solidaridad, sino de carencia mínima de responsabilidad de Gobierno.