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Sería ingenuo pensar que los dirigentes de Ciudadanos a quienes estos días les han hecho mucho sitio en La Moncloa desconocen el riesgo que entraña hacer tratos con Pedro Sánchez. Riesgo de ser burlados así que cambien las circunstancias que le han aconsejado tender un puente hacia el centro derecha con la vista puesta en los Presupuestos, el principal objetivo del Gobierno tras dar por encauzada la crisis provocada por la pandemia. En materia presupuestaria Sánchez vive de prestado desde dos años estirando las cuentas que en su día presentó Cristóbal Montoro. Con la excepción de Podemos —encantados desde que pisan moqueta—, el resto de socios que facilitaron la investidura forman una coalición inestable porque tienen intereses muy diversos.

La llave que abriría la puerta a una casi segura culminación de la legislatura reside en los Presupuestos. ¿Por qué? Pues porque al tratarse de un instrumento que admite prórrogas, concede tiempo, el bien más anhelado por todos los gobernantes. De ahí el cortejo de Pedro Sánchez a Ciudadanos, el mismo partido, por cierto, al que no hace tanto señalaba como parte del «trifachito» cuyos otros componentes, PP y Vox, completaban el «trío de la foto de Colón» que tanto rendimiento mediático facilitó a las televisiones amigas del Gobierno.

En vísperas de saber en qué condiciones vamos a recibir la ayuda anunciada por las instituciones económicas europeas para hacer frente a las crisis sanitaria y social que nos deja la pandemia -ayudas que pueden estar o no condicionadas- hay quien también explica la aproximación del PSOE a Ciudadanos como fruto de una estrategia calculada para enviar a Bruselas un mensaje de moderación. Algo así como que el guión del programa de recuperación no estará escrito siguiendo exclusivamente los criterios de Podemos. Puede ser. Pero visto la trayectoria política de Sánchez y su conocida adhesión a la filosofía de Maquiavelo no sería de extrañar que así que consiga su objetivo —utilizar al partido naranja para rebajar la componente morada del Gobierno— se olvide de lo pactado con Ciudadanos.

Mientras tanto, frente a recientes sondeos de opinión que apuntan que a Ciudadanos el acercamiento al PSOE le está haciendo perder el favor de una parte notable de sus ya menguados apoyos, no habría que descartar que tras la próxima entrega del CIS (a las órdenes de J.F. Tezanos), Inés Arrimadas recupere la fe en los milagros.