Diario de León

Editorial | Unidos por el interés general

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Para encontrar precedentes a lo vivido en la jornada de ayer en Castilla y León hay que remontarse a la tan recordada Transición. Se presenta a la sociedad un pacto transversal de indudable valor, que llega ratificado por las grandes formaciones políticas con representación parlamentaria. Lo firman PSOE, PP, Ciudadanos y Podemos. Con posicionamientos ideológicos, sin duda, muy distintos.

Se podría afirmar seguramente que nadie ha quedado satisfecho del todo. Pero ese es el espíritu del consenso en una democracia. Hay que saber ceder en favor del interés general de la ciudadanía. Con un altruismo que evite los bloqueos y las trampas.

Seguro que todo esto era infinitamente más difícil allá por 1978, con unos posicionamientos ideológicos mucho más marcados, y con unas sensibilidades con mayores complicaciones. Pero eso no resta valor a lo alcanzado en Castilla y León. El acuerdo firmado ayer contrasta con la realidad política nacional del presente, en la que los grandes partidos siguen defendiendo el diálogo y los pactos de palabra, pero hacen gala de unas actitudes que los hacen totalmente imposibles.

La duda que planea sobre este acuerdo autonómico, y que afecta especialmente a León, es el por qué la Unión del Pueblo Leonés no ha querido involucrarse. Seguro que sus aportaciones serían muy positivas e importantes. Pero al quedarse fuera entran, quizá acertadamente de acuerdo a las decisiones de sus dirigentes, en un terreno del aislamiento y de la inacción, privando a la provincia de una voz propia que represente a una parte de sus votantes.

Los datos del acuerdo ratificado por el resto de formaciones son muy relevantes. Y el fin parecía inaplazable. Se usa abiertamente el término reconstrucción. De eso se trata, de poner los cimientos de un nuevo tiempo en el que cabe la posibilidad de hacer mejor las cosas.

El riesgo ahora pasa por defraudar a la sociedad, quizá harta de este tipo de anuncios que luego se diluyen. Tiene, como mínimo, derecho a la sospecha. El cortoplacismo es una amenaza muy presente desde ya en este asunto, por la tentación de sacar réditos políticos a favor o en contra del éxito de las medidas incluidas en el documento. Su existencia, al menos, es ya una excelente novedad.

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