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Me suelta un amigo: «Entrevistaste sobre un escenario a Cervantes, le habrás llamado para preguntarle qué le ha parecido que hayan pintarrajeado su escultura en el Golden Gate Park, en San Francisco, y escrito sobre ella bastard». Lo haría, pero allá arriba no funcionan los móviles. Por cierto, en inglés tal término tiene connotación más ofensiva, pues alude tanto al hijo nacido fuera del matrimonio como a una forma ruin de ser. Si cierro los ojos puedo imaginarme a Quevedo diciéndole al alcalaíno: «Dado que eres manco, ¿bajo y empiezo a repartir tortas?». Y él: «No, Paco, a ver si te van a dejar cojo de la otra pierna». En el Parnaso donde está ya no le da importancia a esos asuntos, o no tanto como para retar a duelo. Nosotros hemos de dársela, pero por aclarar el error. Tampoco hay que declararles la guerra. El Quijote llegó pronto a América, donde desde hace mucho cuentan con un excelente cervantismo. En Estados Unidos, hasta Tom Sawyer le ensalza a Huck esta novela española. Por su parte, Woody Allen en su autobiografía admite no haberla leído. Este director tiene muy merecida estatua en Oviedo. Asimismo, en localidades estadounidenses han derribado las dedicadas al bondadoso evangelizador mallorquín Junípero Serra. Si cierro los ojos veo a mi madre diciéndome: «Atúsate el flequillo, pareces fray Junípero». En Las Palmas, una concejala de Podemos dice que la Historia la esculpen los poderosos y que en California los ciudadanos «tomaron la palabra». ¡Uf! «Pacíficamente, aquí debería ser igual», aclara. ¡Más uf!

El estudio de la Historia conlleva revisionismo, como toda buena biografía. La vida del autor del Quijote sigue siendo revisada, con nuevos enfoques. Nada más lejos, pues, del cervantismo actual que la «españolada». Pero conviene no confundirse de enemigos ni de estatuas, tampoco de bastardos. El conjunto escultórico en Golden Gate incluye a sus dos célebres personajes y sobre ellos pintaron sendas dianas.

Vuelvo a cerrar los ojos y visualizo el final del western Los profesionales . Cuando el hacendado texano le llama «bastardo» a Lee Marvin este le contesta impasible: «Lo mío es defecto de nacimiento, usted lo es por sí mismo». A eso se le llama sacar más rápido.