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He ido a reencontrarme con los cuadros de Rafael Carralero Carabias, en la sala Provincia. Para mí no era un reencuentro más. Poco antes del confinamiento, escribí en este periódico que quisiera introducirme en uno de ellos y quedarme a vivir dentro, como Kurosawa soñó que se introducía en una obra de Van Gogh. Durante estos meses, he sentido nostalgia de la verdad y de la belleza que hay en los lienzos de este pintor de raíces leonesas. ¿Se me habrían modificado mis jerarquías, ahora que casi nada es ya como lo era antes? Quise comprobarlo. De Lumine fue inaugurada por Antonio Gamoneda y antes la había seleccionado Luis García, director de exposiciones de ILC. Recorrí de nuevo la exposición. Allí seguían su belleza y su verdad, no solo intactas sino intensificadas. Carralero Carabias tiene voz propia, la más difícil de tener entre los creadores, pero además la suya habla por nosotros, cuenta también nuestra historia. Frente a una de sus obras de mayor formato me vino a la memoria que encabecé con una cita de Simone Weil mi texto para su muestra  Latens:  “No podías haber nacido en mejor época que esta, en la que todo se ha perdido”. Porque estamos en tiempo de pérdidas, me consuela confirmar que contamos con jóvenes artistas a la altura ética y estética de los duros retos que vienen. Cuánto vamos a necesitar sus trabajos, reconocernos en sus voces. El gran arte nunca es escapista, pero tampoco circunstancial. Tiene sus propios caminos para testimoniar lo que en cada época debe ser proclamado. De regreso a casa, ya sentía nostalgia de lo que estos lienzos me dan. Qué importante que León disponga de espacios públicos para exponer trabajos tan rigurosos. Pero para pintar así hay que ser así.

Carralero Carabias lleva el paisaje a sus límites con el informalismo. Y, sin embargo, sigue siendo paisaje, como la sonrisa de  Gioconda  aún es sonrisa pese a estar a punto de diluirse en sí misma. Lleva el paisajismo en los genes.

Sí, hay cuadros en los que quisiera autoexiliarme. Lector, no se pierda esta extraordinaria muestra que ofrece de nuevo la Diputación de León. Deje que la mirada se le adentre en su sinfonía de verdad y belleza. Quién sabe, tal vez coincidamos dentro de uno de ellos.