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Editorial | Otro motivo de frustración para la sociedad leonesa y la Universidad

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El Ejército de Tierra podría estar estudiando la posibilidad de que el Grupo de Obtención por Sistemas Aéreos, una unidad puntera vinculada a la inteligencia, abandone León para trasladarse a la localidad riojana de Agoncillo, donde opera el Batallón de Helicópteros de Maniobra III. El Grosa, ubicado desde hace cinco años en la base Conde de Gazola, en Ferral, es la primera unidad militar de drones encargada de acreditar las competencias de otras secciones y de su personal para el uso de los aviones no tripulados. Pero también de velar por la seguridad del espacio aéreo y diseñar operaciones de defensa y reacción ante un tipo de ataques cada vez más frecuentes. Es un centro de un enorme valor por la formación específica y extraordinariamente trascendental no sólo ahora, sino sobre todo en el futuro.

Todavía más, porque el uso de los drones, fuera ya de ese ámbito militar y llevado al terreno de lo civil, será cada vez mayor en trabajos relacionados con la agricultura, la inspección de todo tipo de infraestructuras y tareas de vigilancia, por ejemplo contra el fuego, algo que ya hizo el Grosa. Y sin duda irá desarrollándose con nuevas posibilidades de actuación, en tareas hasta ahora todavía desconocidas pero imaginables, como el transporte de paquetería, la actuación en casos de emergencia o incluso, aunque a más largo plazo, el transporte de personas. Los drones están llamados a formar parte del nuevo ecosistema tecnológico, en el que internet y la inteligencia artificial tendrán cada vez más protagonismo en nuestra sociedad.

El desarrollo industrial en materia de defensa dentro del ámbito de los drones había lanzado a la capital como un polo de excelencia a nivel internacional en un entorno capitalizado por la Universidad a través de sus ingenierías, en particular la aeronáutica. A ella se vincula el nuevo proyecto relacionado con los globos estratosféricos, los simuladores de vuelo todavía disponibles y la escuela de pilotos comerciales de Flybyschool, que acaba de abandonar León para instalarse en Soria. Si los peores temores sobre el Grosa se confirman, la provincia habrá perdido, ahora sí, la posibilidad irrepetible de consolidarse como nicho tanto de innovación y empleo de calidad como de investigación y desarrollo de oportunidades industriales.