Editorial | Presupuestos de Estado para combatir un desempleo desbocado
En ocasiones se habla de políticas de Estado para referirse a problemas de máxima relevancia a los que no caben las respuestas parciales o partidistas. La situación del desempleo, una vez conocida la Encuesta de Población Activa (EPA) que refleja el impacto más directo del coronavirus, pone en evidencia que no caben ni los rodeos ni los aplazamientos.
La herramienta fundamental que tiene cualquier administración para el diseño de sus políticas son los Presupuestos. Ahora, el Gobierno tiene que hacer todo lo posible para poder aprobar unos nuevos puesto que seguimos arrastrando los que en su idea idearon el presidente Rajoy y el ministro Montoro, y que curiosamente recibieron el último visto bueno ya por el Gobierno de Pedro Sánchez tras la moción de censura. El paso del tiempo ha probado que han cumplido su principal objetivo, el mantenerse en el tiempo con sucesivas prórrogas, puesto que la inestabilidad política auguraba lo que en realidad se ha producido, una etapa prolongada en la que ha sido imposible la elaboración y aprobación de unos nuevos.
Pero lo ocurrido con la pandemia y la paralización radical de la economía no admite más retrasos. Ni tampoco parece aceptable que se insista en buscar otros caminos y deseos políticos que no sean la reconstrucción económica del país. Anteponer en estos momentos otros intereses o incluso caprichos es muy dañino. No es tiempo de vetos ni líneas rojas. Toca unirse y el que no esté dispuesto es preferible que se eche a un lado y deje trabajar al resto.
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