Cachocabrón

Categoría muy cazurra la de cachocabrón (cachocastrón en montañés; y si dice cacho, no es por rebajar tamaño; es pedazo-cacho , superlativo, más que cabrón o cabronazo). Viene esto por citar la tertulia a un cátedro de aquí, jefe tocho de departamento al que hace titantos años un bedel de su facultad le resumía el currículo, la fama y la traza con solo dos palabras: vaya cachocabrón ... cachocabrón cum laud e, añadía con más temor que respeto un leal a este individuo.

Y todo esto, por venir Peláez de Correos con paquete, librazo en dos tomos. Despertó al instante nuestra curiosidad el título: La seducción de Urganda , vida y escritos de Nicolás Díaz de Benjumea , editado por las universidades de Córdoba y Sevilla. Pero el alegrón nos lo dio su autor: un infatigable averiguador, reconocido conocedor y además paisano, amigo cierto de jovial ingenio pícaro y contagioso gozador de las letras clásicas españolas de las que es doctor con estela dejada en cuatro universidades: Madrid, Alicante, León y La Mancha: Joaquín González Cuenca, facuntino, al que animó la idea de una universidad virgen al crearse la de León y acá se vino para que al poco se le pudriera su fe e inquietud académica sepultada bajo políticas y mediocridades que ya entonces empezaban a consagrar en este campus las endogamias y camanduleos que tanto tiempo después aún campean con más salud y anchura si cabe, imbatibles. Y aquí es donde salió a bocas el cátedro susodicho, el cachocabrón y un León tan propicio a los cachocabrones. Esta universidad, hoy a la cola del ranking de estimaciones, se permitió el lujo de espantar a no pocas cabezas de gran mueble y prestigio. Joaquín es una de ellas y me viene al hilo también Carlos Estepa; ¿y no se intentó recuperarles?... Este último libro de González Cuenca les sabrá a coscorrón docto y torrefacto: ahí van 15 años de pesquisas y reconstrucción de este sugerente Benjumea (1828-1884, periodista, editor, liberal revoltoso y polémico cervantista) en 1.300 páginas, mientras que hoy, con dos artículos ordeñando internet, se croman aquí el pedigrí.