Una mala decisión
Don Juan Carlos I ha dado un sonoro portazo no a las puertas del país sino a las de La Zarzuela y se marchó. Conviene precisar que Emiratos Árabes es una dictadura monárquica gobernada por el consejo de los siete emires, en que el presidente del país suele ser el emir de Abu Dabi, y el primer ministro, el emir de Dubái. Emiratos es un pequeño país que linda con Arabia Saudita, que domina la región. Emiratos no daría un paso sin que Riad ejerciera previamente su supervisión, por lo que podría decirse que el rey emérito regresó al lugar del crimen, sin que ello suponga que se olvida la presunción de inocencia, que continúa intacta. Al parecer, la Zarzuela trató de disuadir al antiguo monarca de que cometiera esta torpeza, pero no ha habido forma de convencer al emérito, que además tiene especial predilección por cierto exquisito hotel de Abu Dabi, el Emirates Palace, uno de los mejores del mundo (11.000 dólares por noche), en el que reside. Visto lo visto, los ciudadanos tendremos seguramente derecho a preguntar quién paga ese hotel. Es muy probable que Felipe VI se haga horrorizado la misma pregunta.