Incertidumbre, inquietud y tensión en el regreso de los escolares a las aulas
La posibilidad de un inicio de curso normalizado y armonizado en todo el país parece haberse diluido definitivamente y la mayoría de las comunidades autónomas, con apenas dos semanas de margen, están empezando a prepararse para una vuelta al colegio semipresencial, que combine una enseñanza bimodal, con algunas clases en las aulas y otras telemáticas. Castilla y León y algunos otros territorios vienen reclamando con insistencia medidas unitarias para todo el país, a la espera de la actualización de la situación epidemiológica y, sobre todo, de la ya muy tardía reunión sectorial convocada para el próximo jueves y de la conferencia de presidentes monográfica sobre educación que anunció, todavía sin fecha, el Gobierno central.
Entre tanto, la incertidumbre, la inquietud y la tensión sigue creciendo en el ámbito familiar hasta el punto de que colectivos de padres ya han anunciado que no enviarán a sus hijos al colegio porque las aulas no son lugares seguros.
Ahora son los jueces los que sustentan parcialmente esa posición al advertir de que la insumisión en la vuelta al colegio puede no ser ilegal, alegando que para castigar el absentismo como abandono de familia se necesita un escenario ahora alterado por la situación de pandemia.
Aun así, lo exigible en estos momento es que los responsables de sanidad y de educación definan cómo afrontar el regreso a los centros escolares, sacar de la angustia a millones de españoles y resolver una situación realmente indignante que roza ya lo esperpéntico por inacción. Lo mismo que la demora en convocar a los presidentes autonómicos para reclamarles un mínimo de coordinación y de unidad de criterios.