El trapo viejo de la educación
Que la educación es un asunto de segunda en este país es algo que me quedó claro hace tiempo. Basta con echar un poco la vista atrás para ver las distintas reformas educativas puestas en marcha por el Gobierno de turno y aniquiladas por el siguiente para darse cuenta que se ha tratado cual herramienta política, como algo poco práctico y en absoluto pensado para el bien común. Mientras en otros países el tema es algo sagrado, aquí lo tratamos como a un trapo viejo.
La educación no lo es todo, pero casi. Los centros educativos son lugares en los que pasamos mucho tiempo de nuestra vida —mucho más del necesario, seguramente— y solo por eso ya merece un respeto. En los colegios, institutos y universidades se forman futuros profesionales, pero también personas. No lo olvidemos. Estoy hablando de lo básico, aunque por supuesto que hay mucho más.
Y lo digo porque el asunto de la vuelta -o no- al cole ya apesta. Faltan pocas semanas y aquí nada sabe nada o poco de cómo va a ser el regreso a las aulas. Ah, no, esperen, que esta semana hay una reunión importante y, con un poco de suerte, quizás nos aclaren algo.
Cierto es que la pandemia ha puesto todo patas arriba y que no es fácil gestionar este marrón mastodóntico, pero, oigan, que hace seis meses que se cerraron los colegios. Yo creo que tiempo suficiente para gestionarlo con cabeza, que cuando a los de arriba les interesa se dan la prisa que haga falta. No se trata de decidirlo en el último momento, sino de trabajar un buen plan con tiempo. Y no sólo eso, dicen las malas lenguas que no se está teniendo muy en cuenta a la comunidad educativa ni a las familias. Esto es una queja constante desde todos los frentes.
Y luego vienen con el tema de la responsabilidad. ¡Ay, qué cargantes! Que si, que hay que ser responsables y hay mucha gente que no lo está siendo, pero al final vamos a acabar aborreciendo la palabra de tanto escucharla. Y, si bien es cierto que cada uno tiene que saber lo que hace y las consecuencias que eso tiene para él mismo y para los demás, la clave no radica sólo ahí, sino en implantar un plan maestro en el que estén previstos varios escenarios, porque con este virus nunca se sabe. Y no me parece a mi que esto esté listo ni aunque la vuelta al cole esté a la vuelta de la esquina. Otro dejá vu .