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S on semilla y fruto. Trabajo y alimento. Son el resultado anual de un ciclo milenario. La fusión de naturaleza y sabiduría popular. Son memoria y deben ser futuro. Esmeraldas y rubíes de la orilla del Esla. Les hablo del Pimiento Morrón de Fresno de la Vega. Un fruto exquisito de las fértiles tierras que baña el gran Astura. El erudito y curioso padre Albano, de Valderas, creyó encontrar su origen mucho antes de que Colón arribara al continente americano. Por primera vez en 37 años, Fresno de la Vega, no tendrá su feria del Pimiento Morrón. Con una cosecha excelente y los hortelanos y hortelanos con el ánimo muy decaido por los golpes del Covid-19 en los mercados, las riadas de gente que se acercan desde diversos puntos de la geografía —mucho asturiano, como acostumbran por estas tierras— se quedan como un recuerdo para el tercer fin de semana de septiembre. El alcalde ha dictado un bando para suspender el evento apelando a la responsabilidad.

Es razonable y responsable que se eviten las multitudes. Sin embargo, llega el alcalde un poco tarde con la copla municipal.

Como si se tratara solo de un trámite. Es una lástima que no se hayan anticipado los municipios y la Diputación provincial para paliar el impacto de la pandemia en las pequeñas economías basadas en productos que son santo y seña de León. Me pregunto qué se va a hacer con el dinero de la feria. A no ser que se hiceran para mayor gloria del político de turno, debería invertirse en una acción en beneficio de hortelanos y hortelanas. Y que no acabe en algún ‘bache’, por así decirlo, que tenga que tapar el Ayuntamiento o la Diputación. Hay tanto por hacer... Dar a conocer el Pimiento Morrón y a sus productores. Abrir ventanas para mostrar las huertas que cosecharán pimientos hasta el verano de San Martín; recoger y rescatar la memoria de generaciones de cadril domado que de, año en año, guardan las semillas de los mejores ejemplares como tesoros (y como joyas vienen a por ellas desde Benavente). Comprar unas docenas para que los prueben en comedores escolares y residencias de mayores...

También la II Feria del Mercado Ecológico de León o las que tampoco pudieron ser del Tomate de Mansilla de las Mulas, el Ajo de Santa Marina, Veguellina y Villoria, la Patata de Fasgar y pronto de Chozas, la Agroalimentaria del Bierzo y tantas otras merecen de imaginación para salir del bache. El Covid-19 es una oportunidad para el mundo rural, pero no sólo para que miles de veraneantes vayamos a los pueblos a paliar el déficit de oxígeno y soltando a las criaturas por las calles y a los jóvenes por las bodegas. Este tiempo tan difícil es una ocasión para volver a la tierra, al surco que abandonamos, a aprender más allá de los muros de las escuelas... Y a cultivar la economía del bien común. Plantemos semillas para que no nos esquilmen los bienes comunes.