Cerrar

Creado:

Actualizado:

Se le llama optimizar recursos y viene a ser; primero, saber lo que uno tiene entre manos y, después, gestionarlo lo mejor posible para sacarle el máximo rendimiento. Aunque a simple vista puede resultar fácil, lo cierto es que no debe serlo tanto. Todos intentamos optimizar nuestros recursos tratando, por ejemplo, de estirar nuestra nómina lo máximo posible. Sin embargo, no le ocurre lo mismo a la administración pública. Y me explico: tengo la sensación que precisamente lo que es de todos es lo que menos se cuida. Los que gestionan nuestros recursos parecen estar pendientes de otras cosas en lugar de poner su atención en lo importante. Señores, foco, por favor.

Lo de optimizar parece que no va con las instituciones que son de todos. Hay tanta burocracia y tanto trámite que hacer para mover hasta lo más nimio que da pereza sólo intentarlo, es más fácil y entretenido pasarse la bola unos a otros. Véase, por poner el dedo acusador en algún sitio, el Congreso de los Diputados, plagado de gente que nos cuesta un riñón para realizar una labor importante, si, pero para la que sobran cabezas. Claro que, a ver quién se atreve a meter mano.

La gestión de las infraestructuras es otro ejemplo. Edificios públicos por todos los lados a los que se podría dar un segundo uso en beneficio de todos. Se me ocurre, por ejemplo, los colegios de los pueblos que han tenido que ser cerrados por falta de alumnos y que llevan años acumulando polvo. Se podría utilizar para acoger multitud de iniciativas para el bien de los vecinos. Aunque lo mejor, claro está sería volver a abrirlos para lo que fueron concebidos, ya que eso querría decir que los pueblos no se están muriendo.

Ayer, en una de las carreteras más transitadas de la provincia, la Nacional 120, ocurrió un accidente mortal. Otro más de los que se suceden con frecuencia en esta vía que lleva años sufriendo un tráfico inconcebible cuando pasa bien cerca una autopista, la AP-71, que de no ser de pago —y menudo lo que hay que rascarse el bolsillo para pagar el peaje— aliviaría de forma trascendental el tumulto de vehículos. ¿A qué esperan los responsables para abrirla al tráfico pesado? ¿Cuándo van a hacer algo —además de promesas incumplidas—para que esto no vuelva a suceder? ¿Ustedes no hay oído hablar nunca de la optimización de recursos? Lo tienen un poco más arriba. Y si es para el bien común, mejor que mejor.