La guerra del hidrógeno
Es la nueva panacea para las cuencas mineras de toda España, un caramelo para sus deprimidos municipios. La generación de hidrógeno se ha convertido en la fuente de energía renovable por la que más fuerte ha apostado el Gobierno para hacer frente a la descarbonización que ha dejado sin futuro y sin respuesta a esas zonas que durante décadas han sacado desde lo más profundo de sus entrañas la energía con la que se ha levantado este país.
España podría convertirse en líder en la producción de este gas químico para suministrar a los principales países del norte de Europa.
El proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética (PLCCTE) fija para 2030 unos objetivos de reducción de las emisiones del 23% respecto a 1990, duplicando el porcentaje de renovables en el consumo final, hasta un 42%, aumentar la presencia de energías limpias en el sistema eléctrico hasta el 74% y mejor la eficiencia en un 39,5%.
Para alcanzar estos objetivos fomenta, a través de planes específicos, el uso de gases renovables, incluyendo el hidrógeno, el biogás o el biometano. Asimismo, el hidrógeno continúa ganando peso en el futuro energético de España, avalado por el Miteco, que cuenta con una la llamada Hoja de Ruta del Hidrógeno Renovable en España.
En este escenario se vislumbran proyectos que llenan de esperanza a las zonas que aún lamentan el cierre de sus minas, como La Robla, que acoge con la respiración contenida el proyecto para la construcción de una de las mayores plantas de hidrógeno que habría en España y que cuenta con la firma de la multinacional Enagás. Eso sí, con el permiso de Asturias, que como siempre ya pelea por el proyecto en esa insana competitividad que siempre ha caracterizado a unos y otros al otro lado del Huerna.
De todos modos, todo está en muy, pero que muy en pañales. El proyecto existe, pero forma parte de otros setenta propuestos en toda España para optar a financiación europea dentro planes de recuperación verde de los 27 socios comunitarios tras la crisis provocada por la Covid-19.
En León tenemos malas experiencias con los cantos de sirena en forma de proyectos, esperemos que este tampoco se nos escape entre los dedos.