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El aceite de argán es el nuevo oro de Marruecos. Sus propiedades antioxidantes y los numerosos usos cosméticos lo han convertido en uno de los productos más cotizados del país vecino. Numerosas cooperativas de mujeres se han puesto en marcha en los alrededores de Agadir y otras regiones para abastecer la creciente demanda del oro del desieto. Muy temprano, antes de que las cabras vayan a pastar, salen las mujeres a recoger los frutos del argán. Luego los secan al sol y extraen su jugo.

Obreras, ayudantes, secretarias y pequeñas funcionarias mueven la economía en Marruecos, pero la presencia femenina es rara en los niveles más altos. Algunas profesionales sufren el arrinconamiento de sus colegas como denunciaba esta semana una cirujana. Hay un pacto de los varones para apartar a las mujeres de espacios de prestigio y de poder. El comité Mounasafa daba (Paridad ahora) lleva a cabo una campaña para que se cumpla lo estipulado por la Constitución marroquí de 2011.

Aquí nos escadaliza que en Marruecos y en otros países las mujeres sufran situaciones de discriminación. No nos podemos comparar. Pero a la mínima que rascamos salen a relucir los techos de cristal y los suelos pegajosos que compartimos que las hermanas de todo el mundo.

La mesa por el futuro de León, que se reúne mañana en Villablino, nos quedó perfectamente desigualitaria. En la proporción exacta a cómo nuestras instituciones y organizaciones sindicales carecen de mujeres en sus cúpulas. El nombramiento de una mujer, la catedrática de Biología de la ULE, Humildad Rodríguez, como coordinadora vino a responder a las críticas de la falta de paridad en la mesa.

La provincia de León no se podrá levantar del estado de postración y se cumplirán las profecías del INE —menos de 400.000 habitantes en 15 años— si se ignora el capital y el talento femenino. Numerosas mujeres trabajan en el sector de los cuidados, la trasformación alimentaria, grupos de acción local, turismo, desarrollo rural, gestión de espacios protegidos, agricultura, ganadería, telemarketing... Ellas sacan oro del desierto. Es necesario escuchar estas voces e incorporar sus conocimientos para que León no quede al albur de las grandes corporaciones que nos venderán el aire para respirar si, de una vez por todas, no somos capaces de tomar las riendas de León, El Bierzo, Laciana... y todas las cuencas y comarcas.

Se trata sólo de gestos, se trata de paridad, y sobre todo de que el compromiso con León sea sincero (¡qué ingenuidad me ha salido!) y no un trampantojo de la Junta y el Gobierno central, con la complicidad de la Diputación, para amainar la tempestad ‘leonesista’. El coronavirus ha sido la tormenta perfecta para olvidar la gran manifestación de febrero. Ojo con la amnesia. A lo peor olvidamos que existismos. Y olvidamos vivir.