Sin rumbo y sin dirección
Esta semana vencen los Erte, la prestación por cese de actividad de los autónomos, las ayudas a los hipotecados y alquilados. También la fecha que la Constitución fija para entregar en el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales del Estado. La pregunta obvia es ¿a qué se dedica el Gobierno? Un Ejecutivo que es el más numeroso de la democracia, que venía a solucionar la emergencia social en que había dejado Rajoy el país. Y todo ello enarbolando la bandera de la unidad y el diálogo. Casi todos sabíamos que iban a dedicar su tiempo a la demagogia y a la propaganda. Sánchez e Iglesias ya lo dejaron claro en su programa de gobierno: impuestos a los ricos y a las malvadas empresas, escudo social para los ciudadanos al borde de la pobreza o directamente pobres y subvenciones a troche y moche para sus fieles. De gestionar los recursos públicos, modernizar España o poner en marcha reformas estructurales, nada de nada.
Cierto que se han encontrado por el camino con una pandemia mundial. Como todos los países del mundo. Sin embargo, la realidad es que se han convertido en el Gobierno que peor ha gestionado la crisis sanitaria, que obvió todas las alertas desde enero pasado y que como consecuencia de todo ello nos ha metido en una crisis económica de caballo que ahora no sabe gestionar. Sánchez e Iglesias están más preocupados por los gestos que por los hechos. La última prueba es la incapacidad de negociar con los agentes sociales, de hacer que funcione la Administración y de crear un comité capacitado para elaborar planes que presentar a la Unión Europea que consigan fondos europeos. Según cuenta el diario online ‘La Información’ a estas alturas aún están discutiendo la mano derecha del presidente, Redondo, y la vicepresidenta Calviño quién es el encargado de dar forma a los planes y reformas que nos ha requerido la UE para transferir fondos. Sí parece que nos han dado el visto bueno para recibir unos 21.000 millones de euros del SURE, el fondo para Erte y autónomos, que por cierto cubrirá sólo dos tercios de lo que ya llevamos gastados en esta partida.
Es muy complicado encontrar un Gobierno que lo haya hecho peor. El escudo social ha resultado ser una patraña y las consecuencias van a durar años.