Diario de León

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Para los escépticos que barruntaban que una vez más no había resultados, tres días después de que los políticos, los sindicalistas y los empresarios se levantaran de la Mesa por León empezó a nevar. De momento han traído la nieve. No una nieve cualquiera, sino la que preña la luna llena de octubre: la nevada que en la montaña gasta traje de heraldo para garantizar que los próximos nueve plenilunios vendrán cuajados de copos en los altos y lumbre en las cocinas. No se podrá negar que se trata de una señal. No sabemos aún de qué. Quizá avizoramos año de bienes. Aunque, por mucho que trencemos el rosario de los refranes para pedirles lo que deseamos, las cuentas nunca salen a ganar cuando el invierno se anuncia duro. Por si acaso, mete leña que se va a poner la cosa jodida.

Por lo poco, la mesa ya tiene logo y reclamo: Somos León. ¿Quiénes? Lo mismo es el Gobierno, que no ha movido una sola de las inversiones paradas desde antes del covid, ni ha propuesto nada nuevo; o incluso la Junta, que juega a vender como extraordinario el gasto corriente que ya viene en los presupuestos con la intención de quedar bien y de balde. Pero en lo que no hay duda de que cumplimos con el lema es en la cuota del grupo de asesores. Los empresarios, representantes del concepto del LTV (Leonés de Toda la Vida), han colocado al hijo del patrón Lamelas y al consigliere Vallejo: otra vez la banda de Ignacio Tejera, pero sin el bombo de distracción que dejó a la Cultural en tercera al borde de desaparecer. Se viene otra operación como la que tuvo en el aire a media ciudad hasta que la realidad de la crisis le puso los pies en la tierra, después de enajenar la mayor bolsa de suelo público a precio de saldo, hipotecar el futuro a la obra pública, poner alas a las ayudas a fondo perdido de Lagun Air y convertir la Caja en un cortijo. Cada vez se parece más este León al que se tejemanejó en el cuatrienio 2007-2011. Sólo falta Santos para que todo arda en llamas de nuevo.

Habrá que darles tiempo. Mientras, empiezan por reclamar a los empresarios que se fueron que vuelvan -sin preguntarles antes por qué se marcharon- y animar a los ciudadanos a que manden ideas. La última manifestación y las mociones por la autonomía que suma cada semana más apoyos podrían valer, aunque la mesa se urdió para enredar el movimiento leonesista. Somos León, publicitan. Pues a ver si es verdad.

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