Y si aún no me crees
Woody Allen afirmó en su entrevista en El Hormiguero : «En el amor todo es cuestión de suerte. No es algo que tú mismo puedes hacer que suceda, encontrar a la persona adecuada y que haya química». Alto ahí. De acuerdo en que no depende de uno, ni siquiera de dos, pero tampoco cabe llamarlo suerte sino milagro. Allen cree que todo es azar en la película de nuestra vida. Cuestiona que la mera existencia obedezca a un plan o sentido superior. Según él, allá arriba nadie mueve los hilos del amor, ni de nada. Te mueres y se acabó todo. Disiento, querido director, a quien tanta felicidad debemos. La suerte es la que no existe. ¿Eva y Adán, Bogart y a Bacall se conocieron pero podían del mismo modo no haberlo hecho? Algo tan importante no puede depender de lo fortuito, como la capa de Superman que unas veces funciona y otras no. El amor obedece a un plan superior, aunque no sepamos a cuál. Hasta en el camarote de los Marx existe un orden oculto. El amor es la gran paradoja: hay quienes lo buscan y lo n la primera, otros han de buscar antes hasta debajo de las alfombras. No hay reglas férreas, pero sí sentido y se nos revela llegado el momento. Además, hay enamoramientos que exigen más efectos especiales que otros. Joven lector, si tu destino es casarte con una esquimal tendrá que esperar un poco para que las piezas del plan encajen. O no, quién sabe. Si no llega, paciencia. Llegará. Vida y muerte tienen sentido. Y esto no depende del azar. Qué grata sorpresa se llevará el director de Annie Hall cuando Él le dé la bienvenida, espero que dentro de muchos años, y le suelte: «¡No se lo va a creer, señor Allen, pero para mi big band celestial necesito un clarinetista!». ¿Suerte? No, milagro. Y así con todo.
Quino dibujo mucho el cielo y ya está en él, junto con Charles Schulz de quien este mes se cumplen setenta años de su primera tira de Carlitos. Los dos plasmaron con genialidad poética el mundo de los niños y así nos contaron cómo somos los adultos. Gracias.
El amor no es suerte, querido Woody Allen, aunque tenerlo te haga sentir afortunado. Todos tenemos sentido y se lo damos o se lo daremos a alguien. Y si aún no me crees, pregúntale a Soon-Yi.