Diario de León

Creado:

Actualizado:

Que el señor Pablo —no le digo don porque imagino que un advenedizo prefiere los tratamientos populares a los de clase— se presente con una mascarilla republicana a la Fiesta Nacional demuestra que estamos en un momento de suprema imbecilidad. Subido al moño y con la Marianne española a modo de alzacuellos —los inmaculados como él ni contagian ni se contagian— el vice ya levita, como ocurre con los personajes de leyenda. Sin embargo, hay algo que chirría en el relato de glorificación que han empezado a escribirle los palmeros. Y es que más que al Ché, don Iglesias me recuerda a Anse Budren. La historia falla porque el vice ya se ha puesto la marca Profidén y en el viaje hacia Jefferson de Mientras agonizo el sentido no se materializaba hasta el final. Una viuda y una dentadura. Eso era todo, que no es más que la historia revisitada de El muerto al hoyo, y el vivo, al bollo. La pregunta que tendríamos que hacernos es quién es el cadáver de la matriarca en esta comedia bufa.

Que un miembro del Gobierno — ¿es ministro o sólo vice del Nuevo Estilo?— que ha jurado lealtad al Rey se parapete detrás de la Cibeles laica para saludar a la institución que garantiza su libertad es a ratos hilarante y a otros, tétrico. Depende del color del cristal con el que cada uno mira la actualidad, supongo. En otros países, sería ilegal, pero como en España aún tenemos complejo, lo permitimos, igual que permitiremos que nos blanqueen al asesino Ternera, Josu, al que acabarán subiendo a los altares de todos los txakurras del pueblo vasco.

Una dentadura — ¿serán carillas, fundas, implantes?— es todo lo que los españoles han logrado por ahora de la entrada de Podemos en las instituciones. No está mal para aquellos que decían que la llegada de los reaccionarios de izquierdas al poder sería beneficioso para España. No sé por qué razón pensamos que somos inmaculados, que a nosotros la checa de la igualdad, uno de los conceptos más peligrosos de la historia, no puede arrasarnos como al resto. Y, sin embargo, ya ven: una viuda y una dentadura nueva... y una carreta camino a Perdición.

tracking