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Internet, esa especie de dios que lo domina todo, asegura como primera entrada que la esquizofrenia «es un trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal». Aquí evidentemente no se trata de hacer broma sobre algo tan serio como las enfermedades mentales. Rastreaba en realidad una forma para expresar la sensación que transmite el día a día en el que se entrecruza una auténtica sangría de víctimas de covid y un genocidio de puestos de trabajo, con unos partidos políticos y unas administraciones que envían unos mensajes cada vez más confusos a la sociedad.

Las medidas anticovid está claro que son ineficaces. León es una buena prueba al permanecer atrapado en aquella ocurrencia en plena batalla de Madrid que fijó tres parámetros que cayeron en desuso en pocas horas y que ahora dejan un confinamiento perimetral tan dañino como inoperante, y que resulta ridículo por la idiosincrasia de la ciudad y su alfoz. Pocos serán los habitantes de la zona que no puedan exponer alguna situación más propia de un esperpento valleinclanesco con familias que trabajan y estudian en la capital —con constantes idas y venidas— y que como residen a media docena de metros de la zona no perimetrada se ‘fugan’ sin trabas en cuanto quieren. O lo contrario... o... tantas historias como personas afectadas por una medida que, insisto, hasta el momento está claro que no ha servido y que ahora se amplía a Ponferrada. Detrás quizá resida el problema de un municipio sin territorio, encorsetado por otros ayuntamientos del alfoz que entremezclan sus vidas con un problema añadido de falta de unidad en servicios tan básicos como el transporte o la policía, lo que evidentemente lo complica y encarece todo. Pero en esa esquizofrenia de fronteras parece que nadie está dispuesto a entrar. Como en la búsqueda de un marco estable, con medidas anticovid diseñadas de modo técnico y objetivo —y claro—, aunque tengan que ser mucho más duras. Y sobre todo hablando sin tapujos de cuáles son las causas de este tsunami de casos.

La vida política está pendiente de una moción de censura inútil —Vox desvela sus verdaderas credenciales—, de una subida de sueldos a diputados, de cálculos electoralistas.... Con todo este ruido y el que hemos vivido desde marzo casi puede entenderse que la gente pase. Sí, que se tape los ojos y siga su vida. Y se guíe más por lo que lee en internet, ya que a esos otros no hay quién los entienda. Han logrado ponernos locos...