San Marcatraz

Dónde estaba la Comisión de Patrimonio cuando Paradores le presentó el proyecto para transformar San Marcos en un NH? ¡Con todo lo que hostigaron a Eduardo Arroyo para que tirara sus esculturas al río! ¡con lo gallitos que se ponían para evitar que el Castillo se convirtiera en el templo de la iconografía artística del creador de Robles! Si ahora podemos pasear entre dioses y unicornios antes de detenernos ante el recuerdo trágico de las vanitas y el zumbido que las precede es sólo a pesar de ellos. Arroyo ya no está, pero los titanes de su escenografía mítica velan nuestros paseos por la ciudad. Aquella fortaleza que hoy es archivo y que no hace tanto fue cárcel es hoy más duradera que el bronce, pero pudo haber seguido desnuda, o mutilada, como es costumbre por aquí.

Así que, insisto. ¿De verdad estudiaron el proyecto o tan sólo lo firmaron ante la fuerza de una institución como Paradores? Porque, sinceramente, una cosa es Casa Decor y otra muy distinta la historia. Contemplo el vestíbulo de entrada y pienso en Alcatraz. ¿Dónde está la sala capitular? ¿Qué ha sido de la piedra que registró tantas historias? Encalado en blanco, San Marcos se ha convertido en el fundido de nuestra historia y de una parte de la memoria.

Mi madre andaba en bici en lo que antes era la cafetería del hostal. De eso hace ya mucho, pero cada ve que íbamos la estancia le devolvía esos fogonazos con los que el recuerdo nos hace mirar hacia atrás y encontrarnos a nosotros mismos. Ya no podrá ser.

Una cadena estándar lo habría hecho mejor, habría sentido más respeto hacia el lugar que ha albergado la historia, pero en esto, como en todo, han venido a mearnos encima. Llevan haciéndolo tanto tiempo que ya todo nos parece normal. Han sumergido valles, arrasado montañas, expoliado acuíferos, se han llevado palacios y tesoros en carretas. Muchas de ellas no se sabe dónde están. ¿Y las de san Marcos? Veremos qué obras regresan a León y cuáles se usan para vestir la ambición colonial de terceros.