Educar en un mundo de locos
Lo de educar parece algo sencillo, pero no lo es. Y menos en estos tiempos de dirección incierta y en un mundo que parece volverse loco por momentos si es que no lo está ya, que todo puede ser.
Siempre lo digo, no es lo más importante, pero está entre las cosas más esenciales. Se trata de una herencia que marcará el mundo de las próximas décadas y que, de hecho, lo ha marcado desde hace mucho. Es buena parte de nuestra esencia como personas. La educación nos hace un poco más libres.
Pero creo que no piensa lo mismo la ministra de Educación, ni el Gobierno en general. El asunto se ha tomado desde hace tiempo como un arma arrojadiza entre unos y otros, como una preciada moneda con la que negociar. Y cada partido que se ha hecho con el mando del país ha echado su ‘meadilla’ en la educación para marcar el territorio. Como los perros. La Lomce, la Logse, la Lomloe... qué más da el nombre. Lo único que tienen todas ellas en común es haber dejado el asunto peor de lo que estaba. Y ya es decir. Menos mal que desapareció aquello de ‘Las letras con sangre entran’. Pero, a partir de ahí, no recuerdo un cambio para bien en el sistema educativo.
Uno de los cambios que propone la nueva ley es que el castellano ya no sea lengua vehicular en España —vamos, que deje de ser la oficial—, o que el número de asignaturas suspensas pueda no tenerse en cuenta para superar y obtener el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y el Bachillerato — lo que también puede traducirse como dejar a un lado la cultura del esfuerzo y enseñar a los niños y niñas que las cosas no cuesta nada ganárselas. Total, qué más da currárselo que no si vas a obtener los mismos resultados—. A mi me parece tremendo.
La también ley Celaá quiere proteger la escuela pública y me parece estupendo, faltaría más. La educación de calidad debería ser un derecho, pero que luego cada uno elija, libremente, si quiere una pública, concertada o privada. La coletilla que quede al criterio de cada uno. Lo contrario me parece restringir derechos y libertades.
Por todo esto y algunas otras cosas más, pienso que el Gobierno ‘necesita mejorar’, como nos decían antes en el cole cuando la cosa no marchaba bien.