Editorial | Un plan para Picos ajustado a la realidad en lo ambiental, lo social y lo económico
La regulación de los espacios naturales siempre es delicada y conflictiva. En la provincia de León es fácil darse cuenta de este problema con un repaso a sus abundantes áreas con protección. Se entrecruzan necesidades muy diversas e intereses dispares, muchos de ellos compartibles y legítimos. Hay que partir, obviamente, de que la prioridad es la conservación ambiental del espacio, para poder entregarlo a las próximas generaciones incluso mejor de lo que ha llegado hasta nosotros. Pero sobre las herramientas necesarias para este fin ya surgen rápidamente las posturas opuestas.
El Parque Nacional de Picos de Europa es un buen ejemplo de todo esto. Y ahora es una excelente noticia la confirmación por el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, de que Picos dispondrá de un Plan Rector de Uso y Gestión. Llegar hasta este punto ya es un logro después de todo lo vivido. Pero además si se tiene en cuenta que han sido estimadas más de la mitad de las alegaciones presentadas durante su tramitación resulta loable el nivel de consenso y colaboración desde todos los frentes. Ahora llega el momento de conseguir que las dos prioridades de este documento sean una realidad. Picos debe preservar sus valores naturales y conseguir un desarrollo sostenible de su población, una de las complicaciones mayores que plantea. Lo social y lo económico debe formar parte ineludible de los planes de futuro del Parque Nacional. Un Plan de Usos debe ajustarse a la realidad, y ésta implica a sus habitantes sin ninguna duda.