Ocurrencias
Salen en la Junta, o sea, Igea, con que hay que arraigar inmigrantes con solicitud de asilo en las zonas despobladas. Yo no creo en las casualidades y esto de que la ocurrencia del vicepresidencia se publicara el mismo día que León perdía la sede de la superagencia de ciberseguridad europea y blablabla —¿alguno creía que lo iba a conseguir?— me tiene intrigada. La jugada es convertir León en Jordania. ¿Qué? ¿Que no? Ahora que han acabado ya con el único tejido económico al que nos abocaron desde que compartimos entelequia, ahora, que ya no nos salva de esta ni volver a ser capital gastronómica, sueltan este globo sonda para analizar la capacidad de los paisanos para tragar quina.
Por eso les da igual llenar toda la montaña de aerogeneradores, o vaciar los acuíferos de la cordillera. Todo les da igual porque quieren convertir los pueblos en una cárcel. ¡Qué ideas! ¡Madre mía! Será algo así como dar papeles a cambio de la aceptación del coto. Yo te pongo una casa, una alambrada y te doy subvenciones. Lo mejor para la libertad y la búsqueda de la felicidad. Pero puede que los migrantes prefieran vivir en Valladolid, o en Burgos, o en Palencia, el triángulo de las Bermudas de la Comunidad, ese agujero negro que se traga el empleo del resto, que prefieran pasear por Zorrilla en lugar de subir al Dobón, pero eso a Igea no se le ha ocurrido porque está desentrañando sus dudas de creyente en el tuiter.
Luego está Ábalos, que ha dicho algo parecido pero con otras palabras más enigmáticas aún. Los trenes van a ser un arma contra la despoblación. Da igual que vayan vacíos, el caso es que estén en el andén, o que no estén, que tampoco dijo nada de Feve. «Lo hablaré con el alcalde», como si las palabras tuvieran el poder de concitar la magia. No sabe que lo que no se puede decir no existe, y León es una palabra que corre el peligro de convertirse en ‘esa fantasía de la que me habla’. Para terminar, anunció la mesa por la movilidad rural, un cable que le echa a Igea en su mapa de la reordenación del territorio.