SOS, mensaje equivocado
En estos días podemos ir con nuestros pequeños en transporte público al centro de nuestras ciudades para ver la decoración navideña. Al bajar podemos ver una fila a la puerta de un estanco que está al lado de un local de apuestas, tomar un café en un bar con la puerta cerrada porque hace mucha rasca, cruzarnos con cientos de paisanos mientras vemos la decoración y el mercadillo navideño, hacer una inmensa cola para entrar en una tienda recién inaugurada, montarles en las atracciones infantiles que han instalado, comer en un fast-food (no tan fast porque hay varias personas haciendo lo mismo), ir al cine, tomarnos un chocolate con churros y para casa otra vez en un bus más lleno que antes porque el toque de queda nos acecha. Todo esto lo hacemos porque los mensajes recibidos nos han dado por hecho que es seguro y además confiamos en todo el personal responsable de cada uno de estos lugares por cumplir los protocolos vigentes, ¿verdad? Perfecto.
Los peques afirman que les gustó mucho el día, pero no entienden que mientras las tiendas, bares, estancos y autobuses están llenos (dentro de su aforo permitido) ellos no puedan jugar a su deporte favorito con sus amigos del equipo o hacer Educación Física como antes con su grupo burbuja. Lo peor de esa cuestión es que no tenemos una respuesta convincente. Ellos apelan a que en el cole no han tenido apenas brotes en sus clases porque cumplen con todos los protocolos y desde muy pequeños se les ha animado a hacer deporte porque es sinónimo de salud y de cultivar valores como el esfuerzo, la solidaridad, el compañerismo y ahora se lo prohíben. No entienden por qué sus primos mayores que juegan en categorías estatales sí pueden hacerlo y además viajando por media España.
Se les ha obligado acertadamente a asistir a clase quedando demostrado que no son el problema, sino un ejemplo, pero el deporte no es obligatorio. Si alguien no quiere practicarlo es su problema pero no prohíban practicarlo ni competir a aquellos que creemos que es propagación de salud. La peor gestión que puede haber es la de manejar únicamente el ‘prohibido’ y enviar mensajes equivocados a la población como el que están recibiendo nuestros jóvenes y niños haciéndoles intuir que el deporte es peligroso para la salud.
Habrá que estudiar las adaptaciones pertinentes para que sea más seguro todavía en vez de prohibir y mucho menos amenazar con el envío de inspectores a vigilar que se cumpla lo estipulado. Pues bienvenidos sean oiga, porque corroborarán que la gente del deporte lo hace de forma segura y estaremos en entornos más seguros que algunos por donde hemos pasado el día de autos añadiendo el beneficio que proporciona la Educación Física y el deporte.
Nuestras autoridades nos están enviando mensajes equivocados, SOS.