Diario de León

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Si no se hubiera montado toda la pantomima institucional que pretendió rentabilizar el hartazgo colectivo que alumbró la Mesa por León quizá la situación actual no resultaría tan grotesca. Un pulso con un discurso arcaico sobre quién debe sentar las bases económicas del pretendido impulso a la provincia agonizante. Un rocambolesco debate sobre si ha de ser antes el huevo o la gallina, un enredo en el que pasa el tiempo sin tortilla ni caldo. Unos meses de inexplicable adormecimiento en los que se han materializado por fin los eternamente pospuestos presupuestos estatales y autonómicos, gestados con el silencio de la presunta herramienta reivindicativa local.

Ahora, desperezándose del traspiés de la pandemia, una parte de la pretendida mesa de futuro se enfrenta dialécticamente a otra parte sobre cuál debe de ser el punto de arranque de este proyecto pergeñado para sacar a León del letargo inversor, y superar el retraso de la desventaja con otros territorios a la hora de captar proyectos empresariales solventes.

El Gobierno, a través de su conducto autonómico, le dice a los empresarios que se pongan las pilas. La patronal (la porción del empresariado local con presencia en la Mesa) rebate que para que haya implicación empresarial deben darse antes condiciones suficientes de inversión pública. Debate marcado por el silencio del resto de los agentes representados en la cosa, y desde luego de los que no tienen silla en la rumbosa herramienta de desarrollo. ¿Dónde están las demás voces de León? ¿Dónde han estado unas y otras en estos larguísimos meses de pandemia y desastre de la base del sistema económico? Mudos ante las dificultades, incapaces siquiera de repetir la pantomima de la reunión, aunque fuera virtual. Impotentes o ajenos a la brecha que aleja aún más las posibilidades de mejora y crecimiento.

Desde luego los presupuestos anunciados dejan relegadas muchas de las grandes aspiraciones de la provincia, necesarias para avanzar. Y se fía todo a los millonarios fondos europeos de recuperación postpandemia. En los que el empresariado no puede echar balones fuera. Sólo serán financiados los proyectos emprendedores viables, capaces de superar a los que presenten otras regiones y países. Una dura competencia en la que León debería estar ya avanzada, y no enredada en las trampas y reproches de siempre.

¿Dónde está ese pulso luchador de León que pretendieron monopolizar? No se percibe. ¿Se le espera?

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