Editorial | Sólo un León unido puede labrar su futuro
Las dificultades económicas que se han sumado en el año recién finalizado a los déficits históricos de León no pueden ser un motivo para que la provincia se rinda y deje de luchar por su futuro. Han de convertirse, más bien, en el revulsivo que impulse a todos los leoneses, quienes tienen responsabilidades públicas y quienes encabezan iniciativas privadas, a sumar fuerzas con decisión para reivindicar aquello que el territorio requiere para sentar las bases del desarrollo. No sólo un paso hacia la esperanza, sino una apuesta rotunda por el convencimiento de que León no sólo puede, sino que debe tomar las riendas de lo que quiere ser, y hacer de ese proyecto una realidad que permita por fin retener a los jóvenes y convertir los potenciales locales en un atractivo para que nuevas iniciativas consideren a esta tierra un lugar idóneo en el que arraigar y crecer.
La situación económica y demográfica de la provincia ha empeorado en las últimas décadas sin que ni las administraciones públicas ni los representantes locales, tampoco quienes presumen de querer seguir invirtiendo en ella, hayan sabido o podido atajar un deterioro que no admite más medias tintas. Y que se ha agravado en los últimos meses con las dificultades que asfixian a los autónomos y pequeños negocios afectados por las restricciones exigidas por la pandemia, en una economía local fuertemente dependiente del sector servicios y con escaso anclaje industrial al que asirse en momentos de dificultad.
Los leoneses no sólo pueden, sino que deben tomar las riendas de lo que quieren ser y hacer de ese proyecto una realidad
Aún no se había recuperado la economía leonesa de la Gran Recesión cuando ha venido a sacudirla la dramática pandemia que hará de 2020 un año lamentablemente inolvidable.
Revertir la situación y reposicionar a León en la senda del futuro exige reclamar con las herramientas que sean necesarias las inversiones públicas permanentemente aplazadas, las cuentas del Gobierno y la Junta para el próximo año no pueden ser otra ocasión perdida para hacer realidad los motores sobre los que el crecimiento debe basarse. Esta exigencia no será posible sin un compromiso claro de todos los representantes públicos, sean del partido que sean, porque el objetivo de luchar por León tiene que ser común. Iniciativas como la Mesa por León tienen que ser capaces de vencer ombliguismos y defender codo con codo el objetivo común. O desaparecer, con la vergüenza de no haber querido ceder por el bien colectivo. No habrá futuro que labrar si no se superan las diferencias para remar en la misma dirección. 2021 es un año clave para demostrar de qué es capaz cada quien.