Los sabelotodo
No hay asunto, temática ni personaje conocido o anónimo que escape a su conocimiento. Lo saben todo. Absolutamente todo. Da igual de qué se esté hablando que siempre tienen algo que añadir en pro del bien común, para ampliar el conocimiento del resto, según ellos. Los hay por todos los sitios. Los encuentras aquí y allá y hasta en los lugares más inverosímiles. Son incapaces de acallar su creciente ‘sabiduría’ aunque nadie les haya preguntado porque tienen que dejar bien claro que lo saben. O al menos parecerlo. Son los sabelotodo.
Estoy segura de que saben de qué hablo. Al menos yo veo con claridad que se trata de un fenómeno en continuo crecimiento. Un producto de la era del conocimiento que ahora se agota en pro de la de las ideas. Un fruto de las nuevas tecnologías. Porque, claro, lo suyo no es sabiduría. Basta con echar un vistazo a Google y empollarse por encima el asunto del que se esté tratando para tener una buena parrafada con la que dar una masterclass a cualquiera que esté dispuesto a escucharla o para aburrir al personal en la mayoría de los casos.
Dice la Real Academia Española que un sabelotodo es aquella persona que presume de sabia, pero sin serlo. Ahí está la clave. Las turbulencias del Dow Jones, las cientos de medidas que rigen en cada comunidad autónoma sobre cómo comportarse de forma cívica durante las fiestas navideñas, el ciclo de vida de la mariposa monje o a cuánto está el kilo de merluza en la lonja de Vigo. Y ya no digo nada si se trata de coronavirus. Nada escapa a su conocimiento.
Creo que los sabelotodo están experimentando su tiempo de gloria. Ahora se puede saber de tantas cosas que a ellos les resulta imposible resistirse o pasar a un segundo plano. Los sabelotodo suelen estar necesitados de atención y este es un buen momento para reconocerlos. Se apoyan en el silencio ajeno y en la inmediatez de la información, que está disponible a un sólo click.
Echen un vistazo a su alrededor, enciendan la tele, escuchen a los políticos... ¿Los reconocen? Lo bueno es saber identificarlos; al menos es el primer paso para ponerse a salvo si les molestan. Eso sí, quedan avisados: si nadie lo impide, serán masa en este 2021 que acaba de comenzar.