Insolidaridad
La temida tercera ola del coronavirus se ha hecho evidente en algunos territorios de España, y desde Castilla y León se promovió la posibilidad de retroceder a un confinamiento absoluto de toda la población, como el que ya fue decretado en marzo. Al final no se alcanzó el apoyo buscado en el Gobierno central, que es el único con capacidad legal para implantarlo. La eficacia de las medidas contra la pandemia sigue permanentemente en los debates. Aunque cada vez parece más claro que todo en realidad está en manos de la ciudadanía, de esa buena disposición de una mayoría que mantiene las medidas de seguridad, y de esos, que durante ya estos largos diez meses, siguen actuando como si nada ocurriese o anteponiendo sus deseos e intereses al bien común. A estas alturas quizá hay un conflicto con esa sensación de impotencia sobre si existen fórmulas de control real y si las sanciones que se anuncian periódicamente llegan a hacerse efectivas. Imponer más trabas a la mayoría no llega. Quizá falta un aparataje legal que haga más eficaces los controles y las multas.