Diario de León

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En la cúpula del PSOE hay quien asegura que Pedro Sánchez se la juega con Salvador Illa como candidato del PSC. Porque el presidente, lo quiera o no, pelea en campo ajeno. Sobre todo, por las alianzas que surjan de las elecciones catalanas. Así que está pendiente de los demás, muy particularmente de ERC. Tanto a socialistas como a republicanos les conviene asentar una fructífera amistad el día después de las urnas. El enganche de los de Oriol Junqueras a la foto de los Presupuestos Generales del Estado consolidó para la legislatura la siempre compleja entente PSOE-Unidas Podemos y facilitará el cambio de favores con el objetivo de asegurar a ERC la Generalitat de Cataluña, dejando fuera de la ecuación a JxCAT. Sánchez y Junqueras desean liquidar políticamente al prófugo Carles Puigdemont tras sepultar a Quim Torra.

Bajo esa premisa, la comunicación entre el Palau de Sant Jaume y La Moncloa cada día es más fluida. Les conectan sus propósitos. Tanto es así que Sánchez ya ha sido informado de la idea de Pere Aragonés de sacar a su jefe de filas a la calle durante la campaña. Todo un golpe de efecto, aprovechando que cumplirá una cuarta parte de su pena este próximo 30 de enero, con la concesión de permisos penitenciarios para que irrumpa en la carrera electoral. La consejería de Justicia catalana, dirigida por los republicanos secesionistas, tiene en sus manos beneficiar a su líder con esas salidas sin necesidad de contar con el visto bueno de los jueces: le basta solamente el aval de la junta de tratamiento de la cárcel de Lledoners. Tanto republicanos como socialistas entienden la presencia de Junqueras en actos de campaña como un revulsivo. El impacto de la carambola está por medir, aunque alguien se ha ido de la lengua, porque ya circula con profusión entre los competidores independentistas de ERC. El nombre del líder preso dando mítines por Cataluña va de boca en boca.

En La Moncloa, claro, se hacen de nuevas, aunque nunca dejan de insistir en la necesidad de ser generosos. Blanco y en botella. Días atrás el titular de Justicia, Juan Carlos Campo, dejó caer, de aquella manera, que el tiempo juega a favor de los encarcelados golpistas del 1-O. «Estamos hablando de personas que han cumplido ya 3 años», avisó el ministro. Inequívoca viene siendo ya la voluntad del Gobierno de no hacer remilgos a la prerrogativa de los indultos. Pero las vías para consolidar sus tratos en el tendido separatista son múltiples. Sánchez sabe que de ello depende su futuro.

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