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Estos días hemos leído que un ganadero de la provincia de León lamentaba la muerte de una vaca atacada por una manada de lobos. Por desgracia, los ataques al ganado siguen siendo una realidad que incrementa la brecha que históricamente ha enfrentado a los defensores del lobo y a los ganaderos, claro que hay que matizar que no a todos. Este hombre en concreto explica que no es la primera vez, que en los últimos años son constantes los ataques que sufre su explotación. Hasta veinte veces en los últimos meses. No conozco de qué manera lleva este hombre su ganado, lo que sí entiendo es que una vez te puede sorprender el ataque de este animal, pero más veces, me parece que no tiene demasiada justificación, a no ser que te aficiones a eso de reclamar compensaciones y hagas de ello un negocio, que todo puede ser. En este sentido, creo yo que la administración debería ser más rigurosa a la hora de compensar los daños a los reincidentes y analizar si realmente toman las medidas adecuadas para proteger su ganado. Este hombre reconoce abiertamente que sus vacas duermen en el campo porque no tiene donde guardarlo, porque no tiene terreno para construir una nave donde cobijar a su principal fuente de ingresos y protegerlas no solo del lobo, sino del frío o de los robos. Yo no son futbolista porque no tengo las cualidades físicas para serlo, ni neurocirujana, porque no tengo los estudios, ni astronauta, porque no tengo nave espacial. No entiendo que un ganadero tenga vacas y no tenga una cuadra donde cobijarlas, ni un mastín que las defienda, y que espera que vengan de fuera a poner coto a los veinte ataques que sufre al año.

Lamento la situación de este ganadero, pero esto no es ganadería extensiva. Dejar los animales a su suerte en medio de la noche día sí día también no tiene un pase de ninguna manera, y menos en una tierra donde tenemos al alcance una de las mejores herramientas para proteger al ganado, los mastines, que como bien informó mi compañero Gino este fin de semana, compran ganaderos de Estados Unidos a un criador de Laciana para plantarle cara al coyote y a los lobos que amenazan sus cabañas.

La solución la tenemos en casa, y no se debe criminalizar de una forma tan gratuita a una especie tan emblemática como lo es el lobo.