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Hay veces que, a pesar de lo fácil que parece algo en un principio, resulta incomprensible lo difícil que es llevarlo a cabo. Es esa diferencia a veces insalvable entre la teoría y la práctica.

Es lo que pasa con algunos de los asuntos que llenan estos días nuestra actualidad. Por ejemplo, con lo que quedarse en casa. Nos lo han dicho hasta la saciedad. A base de repeticiones y súplicas las autoridades pensaban que entraríamos en razón mientras observamos a diario la subida de las cifras de contagios y cada vez conocemos a más gente de nuestro entorno que ha contraído el covid. Pero, ¡qué va!, nosotros seguimos a lo nuestro. Es que lo de quedarse en casa cuesta con la cantidad de cosas que hay que hacer ahí fuera. Total, no es para tanto porque seguro que todos conocemos a alguien que lo ha tenido y no lo ha pasado tan mal, ¿verdad? O es que «lo vamos a tener que sufrir todos tarde o temprano» o «algo tenemos que hacer». Las excusas para no cumplir con nuestra responsabilidad como ciudadanos son muchas y variopintas, pero no debemos olvidar que buena parte de que esto pase depende de nosotros porque si esperamos a que las autoridades atajen el asunto lo llevamos claro. Ellas están ocupadas con otros asuntos que, como siempre, da la sensación que poco o nada tienen que ver con las preocupaciones del ciudadano de a pie.

Algunos alcaldes, consejeros autonómicos, máximos jefes militares y otros cargos de lo más variado están más ocupados poniéndose una vacuna que les corresponde. Ya ven, otra vez la abismal diferencia entre la teoría y la práctica. La primera la sabemos todos, es de perogrullo muchas veces, pero la segunda ya cuesta más, ¿eh?. Ellos, que se han vacunado utilizando unas dosis que estaban destinadas a ancianos de residencias y personal sanitario demuestran, una vez más, que son el peor gremio, se han saltado la teoría a la torera y, lo que es peor, sabiendo lo que hacían por muchas excusas y explicaciones que no se cree nadie.

También mandatarios serán los que esta semana participarán en la cumbre sobre el cambio climático que acoge Holanda y que, ojalá, no vuelvan a dejar cristalino que lo suyo entre predicar y ponerse manos a la obra es un problema que nos perjudica (y mucho) a todos. Ya sabe, teoría vs práctica.