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Un partido entre dos de los equipos con mayores presupuestos y recursos de toda la Segunda División B. Todo ello generaba unas expectativas que para nada se cumplieron. Ambos equipos abusaron de un ritmo de juego excesivamente lento, y como consecuencia una ausencia evidente de profundidad ofensiva y ocasiones de peligro. Lo peor de un partido así son las sensaciones para ambos, aunque los tres puntos finales dejan a la Cultural en una mejor situación para encarar este último tramo de la primera fase de la competición.

La Cultural varió su estructura habitual e inició el partido con un sistema de juego 1-4-3-3 en fase ofensiva, en el que Kawaya se situó por fuera en lado natural, y en el que Dioni como novedad, se situaba en la parte derecha. En fase defensiva, el equipo leones utilizó un repliegue en bloque bajo, en el que cedió la iniciativa del juego con balón a los locales. La intención aparente era provocar e incitar a los sorianos a acumular muchos jugadores en campo contrario, y con ello tener mucho espacio y recorrido. Todo esto daba la oportunidad de generar recuperaciones, y con ello acciones de transición defensa-ataque claras, en las que Dioni, Kawaya y Héctor se vieron en superioridad en alguna que otra opción, la más clara finalizó con un remate de cabeza de Héctor que tapó acertadamente Ximo.

En la segunda parte la estructura y el plan de juego cambiaron. En el minuto 60 la entrada de Álvaro Juan por Éric Montes hacía que el equipo volviese a organizarse en 1-4-4-2, y liberaba a Dioni a la participación en zona ofensiva interior. En una de estas acciones por dentro el propio jugador culturalista, recogía un balón interior y realizaba un pase sobre la ruptura interior del lateral Toni Abad que definió de modo perfecto para anotar gol. El 0-2 llegó en una de las acciones finales a balón parado. Héctor Rodas aprovechaba la acumulación de jugadores, debido al marcaje individual masivo del Numancia en los saques de esquina, y anotaba el gol definitivo.

El Numancia dejó sensaciones aún peores. Equipo plano, estructurado en 1-4-5-1, con muchos pases de seguridad inertes, que apenas servían para generar profundidad en su juego.