Pan negro
Tras dos intentos fallidos por las olas del virus en estas tierras sin mar y entre cuadros de reyes leoneses (ni una reina, con lo que fue nuestra Urraca), presentamos el viernes en León el libro de Abel Aparicio ¿Dónde está nuestro pan?, una novela armada en tres relatos cortos y publicada por un sello leonés de raigambre rural, Marciano Sonoro, que se atrevió con la empresa de alumbrar una nueva obra en plena pandemia.
Fue un rato salpicado de épica. La prestada por las mujeres, la memoria y la mina. Y la que nos regalamos al juntarnos, con el debido respeto al aforo, después de tanto tiempo para alimentarnos con el pan de la cultura, para vernos las arrugas y las canas y para sorprendernos con las historias que rescató del olvido un chico al que le gusta andar en bicicleta por el monte porque es de un pueblo muy llano, a los pies del Teleno.
Nos nutrimos con el pan de la dignidad de aquellas mujeres que se alzaron para reclamar, en plena posguerra, la harina que les hurtaba el cacique que hacía de alcalde. Nos llevamos un pedazo del pan de la conciencia de aquellas mujeres que trabajaban de sol a sol para hacer volar el carbón por cielos, entre Almagarinos y Brañuelas, y sabían muy bien que su jornal era la mitad que el de sus compañeros hombres.
Entre pan y carbón hay otro relato que estremece. El asalto a un tren en 1939, a los pocos meses de finalizar la guerra civil, por una célula de la guerrilla antifranquista. Todas estas cosas sucedieron en León, entre la Maragatería y El Bierzo Alto, con el ferrocarril como nexo de unión entre los paisajes y el paisanaje que llegó para sacar el carbón y el que marchó en busca de un futuro más limpio y liviano en Suiza, Bilbao, Barcelona o Madrid...
Mina, mujeres y memoria para no olvidar de dónde venimos y recordar de paso que la brecha salarial sigue siendo un freno a la igualdad real. Mina, mujeres y memoria para aprender a plantar cara a la señora Ayuso, presidenta de una comunidad autónoma —no más, señora— cuando niega la violencia de género en un medio que no tiene la decencia de pararla y confrontarla con la ley que se salta como su jefe el pacto antitransfuguismo. Mina, mujer y memoria para recordar a quienes no se resignaron ante el fascismo y aprender a exigir nuestro pan y, cómo no, también las rosas.
¿Dónde está nuestro pan? es un trepidante relato salpicado de aventuras y un bocado de conciencia Alimento para sentir orgullo de nuestro pasado, a pesar de las sombras, y reclamar el pan como trabajadores y trabajadoras, como leoneses y leonesas. Y puede que un guión de película para hacer justicia a estas tierras negras olvidadas bajo el manto de la niebla de las que salió el pan negro del fuego y la luz.