Inés, dilúyete
H ace tres años asombró a todo el mundo logrando que su partido fuera el más votado en las elecciones catalanas y consagrándose como única delfina de Albert Rivera, que al poco pinchó su suflé bonito y errático erigiéndose ella, Inés Arrimadas, en sucesora y « vida y dulzura, esperanza nuestra» , título que también les cabe a las vírgenes en política que entran ahí con su ángel y su anunciación dando que hablar. Pero ayer mismo ya había voces señaladas de su partido que le pedían pasito a un lado, que no se presente como lideresa, que deje de joder, en fin, así que esta columna debió titularse Sic transit gloria mundi por lo efímeras que son tantas glorias en España (Casillas le acompaña en el sentimiento) o, precisando lo que se está viendo, La descomposición .
«Inés, dilúyete», le ha dicho ese Garrido madrileño que salió ahumando del PP para colarse en Ciudadanos -mira quién fue a hablar- y ahora ya no le queda otra puerta de fuga que irse a los infiernos donde arde también el delirio fugaz de un Aguado que urdía presidencias. Y el estaribel de este partido que nació viéndose necesario y apoyado ha entrado en lo que de niños nos hacían llamar descomposición por no decir cagalera, diarrea, catástrofe en la flora intestinal. Es lo que tienen los partidos sin historia y sin un credo bien clarito. Y todo en Cs es hoy un eco de lo sufrido en la UCD, que lo tuvo todo, que se refundó en CDS y que acabó en desguace, diluyéndose. ¿La razón?... aquello siempre fue un revolutum de arrimados y distintos que, sin el caudillo que lo armó, vio nacer caudillitos, lo mismo que sucedió/sucede en el circo de Cs al dimitir Rivera, creciendo ahí los enanos (no es Igea el peor) al estar agotado su cupo de caudillines y murcianos, sin que la virginal «esperanza nuestra» haya logrado parir un rumbo fijo e ilusionante. Analistas políticos anuncian la muerte de Cs, pero aún alargará agonías o visagritas... y a Iglesias le ven de jarrón prochino.
¡Qué gran país este!, pasa del fervorín al estacazo y fabrica mitos para gozar después aún más en derribarlos.