Editorial | Explicaciones y soluciones para la desastrosa gestión del Sepe
Ha transcurrido más de un año desde que estalló la crisis del covid, que paró de forma drástica la economía en España con el confinamiento anunciado el viernes 13 de marzo. Se buscaron fórmulas como los expedientes de regulación temporal de empleo (Erte) para facilitar la supervivencia de las empresas, pero desde el primer día se detectaron problemas en la gestión. Por ello resulta injustificable que a estas alturas todavía existan tantos conflictos abiertos en el Servicio Publico de Empleo Estatal (Sepe). Lo que de por sí era bastante caótico ha terminado por explotar tras el ciberataque que se produjo hace dos semanas y que puso en evidencia la existencia de notables deficiencias en una labor fundamental para la sociedad que gestiona por la administración central a pesar de las reiterados avisos sobre los riesgos de ineficacia.
Lo ocurrido, por ejemplo, en León pone en claro ese desastre de organización que han tenido que sufrir, en primer lugar, sus propios trabajadores. El Sepe sólo contrató a diez empleados más a pesar de que se había disparado su actividad hasta un 537%. Durante meses se han escuchado las quejas de los afectados por la lentitud en las tramitaciones. Con este panorama, que denuncia públicamente el CSIF, parece constatado que hubo una seria dejación de funciones que encima se ha prolongado durante muchos meses.