Diario de León

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Para las aguas que corren por estos ríos que aquí veis, oh Fabio, en borbotón ya primaveral, todos los viernes son de cruz a cuestas y Pasión y desfilan en su Calle de la Amargura para morir en el monte del Olvido despojadas de su túnica verde-orilla bajo improperios y vertidos, violadas aquí, esquilmadas allá. Pobres aguas. ¿Hay Cireneos que pujen sus maderos y Verónicas que las retraten en lino? Y quien dice las aguas dice el lecho anchuroso por el que siempre bajaron estos ríos al abrirse de brazos en la ribera, ya sin la prisa y la estrechez de la montaña, anchura a veces de 1 km que hoy puede quedarse en 100 mts. Pobres lechos, garabato apercollado desde la invasión de las retroexcavadoras hace cincuenta años. Su demoledora trilladura salta a la vista tras décadas de dale que te pego y ponme pallá esta orilla.

El mayor crimen medioambiental que se ha venido perpetrando en León no son tanto los pantanos maldecidos, ni las minerías rompemontes y codiciosas que lo despanzurraron todo sin que las cicatrices desaparezcan ya jamás, ni los bosques de aerogeneradores que plantaron y quieren expandir a lo bestia en montes que antes quemaron, olvidaron o despoblaron. No, el mayor crimen ecológico está escrito en todos los ríos redibujados por lo hidráulico, lo agrícola, industrial, maderero... o vecinal. Desollaron su milenaria vegetación, cegaron brazos y lagunas, allanaron todo el soto, todo, y un peligroso monocultivo chopero lo colma hoy todo. Es obsesión, dictadura cruel y ufana que tapa su crimen ecológico ya consumado (e impune, rediós) metiendo la sombra negra y estéril de chopos en escuadrón, horrenda geometría que nos robó su sauceda, aliseda, bardal y biodiversidad.

Por eso me admira y desconcierta que el ecologismo que tronó y las plumas que lloraron porque Riaño y su trocito de río siguiera siendo río no hayan visto ni «sientan» la implacable esclavización forestal y  urbanizadora  de estos ríos en toda su longitud desfigurándolos y asesinando la necesaria simbiosis de su vieja floresta y fauna.

Ojos que no ven ya van sobrando.

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