León desde el espacio
Un astronauta vino a vernos. Vestido de ministro de Ciencia e Innovación, dio relumbrón a una empresa puntera en biomedicina y cumplió con el rápido tour turístico por las excelencias tecnológicas locales, que se está instaurando entre las autoridades que visitan la localidad. Pedro Duque llegó, se fotografió y dejó poco más que la constancia de su etérea estela en el apretado programa de photocalls que se le había programado. Ni trajo noticia que llevarnos a la esperanza de futuro de este enorme potencial que sabemos que atesoramos, aunque no siempre estamos seguros de para qué; ni dejó asiento de su cátedra en asuntos aeroespaciales, que qué poco hubiera costado un guiño cósmico.
Ayer la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, realizó similar recorrido acelerado tras anunciar en el Incibe una de esas lluvias estelares de millones que se reparten en las últimas semanas y que a ver cuándo veremos aterrizar en estos terrenos cada vez más áridos y cuarteados.
Lo que se ha puesto de manifiesto de verdad en las encorsetadas ceremonias informativas de los últimos días es la incapacidad de los próceres locales de respetar a las instituciones a las que representan por encima de sus cuitas personales. Los partidos en los que están partidos los partidos que dicen gobernarnos se han contraprogramado y siguen boicoteándose, mientras las oposiciones varias vegetan como las vacas mirando al tren, incapaces no ya de exigir orden, sino siquiera de sacar tajada de un despropósito que se acentúa patéticamente.
Quizá no haya que preocuparse por esto. La lluvia de tortas en el socialismo que gobierna las principales instituciones leonesas, el silencio cómplice de sus partenaires en cada caso y la alarmante inoperancia de la oposición son el menor de los problemas de los ciudadanos.
Las sucesivas e incontrolables olas de pandemia y el retraso efectivo en la llegada de los cacareados fondos de recuperación europeos han llevado al Gobierno a retrasar sus previsiones de recuperación económica. La supervivencia microempresarial y doméstica del país está en coma, y la resiliencia del futuro que se anuncia no contiene la hemorragia de las apreturas que nos asfixian aquí y ahora.
En este escenario, la incompetencia política local es como un guiso de lentejas. ¿Que se pegan? ¡Como si se matan!