Editorial | La contaminación no es sólo un conflicto para las grandes urbes
Los estudios científicos prueban desde hace años que la contaminación genera serios problemas para la salud de las personas. Sus efectos nocivos agravan incontables enfermedades y están en el origen de conflictos tan complicados como la proliferación de las alergias. Se ha definido la contaminación como ese veneno de las grandes ciudades que de algún modo mata poco a poco a sus habitantes. Pero quizá esa afirmación invita a no considerar el conflicto en toda su dimensión. Parece que el aire de mala calidad sólo existe en las metrópolis cuando la realidad es que las ciudades medias e incluso pequeñas también presentan índices importantes de partículas que lamentablemente pasan más desapercibidos en los debates públicos.
En la ciudad de León hay cinco zonas que superan los límites de contaminación que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS). La falta de concienciación sobre este asunto lleva a que en la historia de la capital de la provincia se hayan generado situaciones tan lamentables como la denunciada en su día por Ecologistas en Acción sobre que los medidores se situaban de manera premeditada en los lugares que generarían menores niveles.
Un estudio promovido por el Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal) colocaba a las dos grandes urbes de España (Madrid y Barcelona) entre las primeras de Europa en mortalidad asociada al dióxido de nitrógeno (NO2). España debería buscar medidas eficaces e iniciar un giro en sus políticas en este asunto.
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