Fierabrás cazurrés
T odo se cura con este bálsamo prodigioso, su mágica leyenda le precede. El fierabrás es panacea y Alonso Quijano instruye a Sancho sobre cómo elaborarlo a base de aceite, vino, sal y romero. Se hierve todo, se bebe y... se acabaron los males, aunque a Quijote le sale por la boca el vómito tras trillarle la entraña, mientras que a Sancho se le va la vida rilándose patas abajo por el sótano intestinal.
Imitando a los clásicos y buscando la panacea de nuestros males, se elabora hoy aquí el fierabrás cazurrés echando a la pota el aceite del malestar general que pringa el jarabe a modo, el vino que envalentona y nos lleva de los cánticos regionales al tuteo a la autoridad, la sal con la que curamos las heridas para que sean incurables y el romero romerito para que se nos aparezca la Virgen del Romeral... al amanecer del día... menos pensado.
Por comercializar mejor esta panacea que predica hoy el buhonero en su carromato medicalizado por esos pueblos alante, la venden bajo la marca « Autonomía Pamí » como reza la etiqueta de sus botes. En su prospecto se asegura infalible contra el mal de la despoblación, la anemia industrial, el raquitismo agrario, el reúma monumental, la tienditis oclusiva, el envejecimiento del mecanismo, la incontinencia urinaria de no echar gota... y se aplica especialmente como antiséptico contra los valladolices que empiezan de orzuelo en el ojo y acaban de forúnculo en el culo... eso dice su folleto de propaganda que resume sus virtudes con algún ejemplo: ¿la gente escapa de León por poner la Junta puentes?... ¡Autonomía Pamí! ... ¿que no hay hospitales, institutos, maestros, bomberos o más rotondas?... ¡fierabrás cazurrés! ... ¿que cierran minas, comercios, bares, putiferios y sucursales bancarias?... ¡Autonomía Pamí! ... y así dirá usted con nosotros: ¡fierabrás, fierabrás y naaadaaa más!
Le abochorna a Peláez ver gente atrevida a predicar (y otros a creer) que todos los males cazurros se arreglarían en el acto si esto se dijera Reinu como el vecino dícese Principau. Y hale, Autonomía Pamí y fierabrás al coleto.