Bancos con historia
La sucesión de buenas noticias respecto a nuestro patrimonio, su valoración, puesta en escena en algunos casos o recuperación en otros, es un motivo de alegría por su empeño y significado, de alcance, sin duda, que el tiempo permitirá constatar, seguramente como activo, desde luego como muestra de sensibilidad. Nuestro patrimonio tiene una proyección positiva y no siempre justamente valorada. Quede por ello el aplauso, en tiempos en que tanto escasea, a la Diputación/Instituto Leonés de Cultura y sus responsables, que han asumido el reto con criterio, responsabilidad y firmeza. Excelentes actuaciones, excelentes noticias.
Estas Hojas de chopo se han asomado en más de una ocasión a los bancos de Zuloaga, que envejecen y se deterioraran en la residencia de mayores Virgen del Camino en la capitalina Avenida de San Mamés, ubicados en su época, y junto a la fuente, en la Plaza de Regla, al lado de la catedral.
La noticia de su restauración parece que evitará su vuelta a este espacio. Con la sonrisa vendedora de promesas que nunca llegaron, algún ex de este municipio —pasó con más pena que gloria— va predicando por todos los foros —pocos lo escuchan ya y hacen caso— las exigencias de hacer lo que él no supo ni quiso. Se supone que el ruido mediático, cada vez con menor alcance, está motivado más por el mantenimiento en el machito que por la efectividad, nula, que tiempo tuvo con tanto poder acumulado. En este caso, tantas corporaciones de signo bien distinto pasaron de puntillas, o simplemente no pasaron por estos bancos con historia de casi un siglo. Las políticas de señorito, sea quien fuere –no hacer nada y pasar inadvertido, solo con pataletas contra los otros por no hacer lo que ellos debieron hacer- han de quedar desterradas, castigadas definitivamente.
Se dice ahora, y ojalá sea afirmación definitiva, que, por fin, se llevará a cabo su restauración, con 244.416 euros, por el equipo del arquitecto Ramón Cañas. Se prohíbe la improvisación, incluso en la ubicación, que empieza a cuestionarse o está cuestionada. Recurriendo a la memoria de la ciudad y de la municipalidad, no está de más recordar que buena parte de los ediles ahora en el gobierno habían asignado en un mandato anterior la correspondiente partida para tal fin. Y el asunto quedó en el limbo de las buenas intenciones o las desidias. Que no se repita, por favor. Necesitamos algún final feliz. El asunto es un activo de la ciudad obstinadamente olvidado.