Se relame el león
E mpieza a agravarse seriamente el ataque de esculturitis aguda que desde hace tiempo lleva infectando y padeciendo la esfera pública española, las ciudades desespañolizadas, los alcázares españolísimos, las ganas locales de ser ombligo... y las rotondas... esculturitis que llega a esta ciudad y tierra como todo el resto: tarde y para quedarse en remedo. Es nuestra fatalidad-madre, hija de la vida-padre que se dan algunos. Y ante la conveniencia o políticas del todo vale o todo es arte , desterramos al buen gusto en la escultura, y en lo demás, gusto que fue la primera víctima de estas despoblaciones que aquí elaboramos con denominación de origen o protegida porque « este mal que no mejora, no es de ahora ».
En una esquina del patio clasicote del Palacio de los Gañanes han colocado para quedarse algo que se vio en ese mismo patio en 1932 (primer cumpleañitos de la II República), pero solo para estar unos días y llevárselo acto seguido a otro sitio o al trastero, como así procedieron entonces con buen criterio. Se trata de un conjunto escultórico de la Libertad que está compuesto por una robusta y andrógina paisana con antorcha, adornada de tetas neumáticas de pezón espoleta y con un terrible rejo que hace bellísima a Rosy de Palma; y a sus pies, un león tumbado, domesticado, con algo insólito nunca visto en estas fieras esculpidas o en blasón, porque saca ese bicho un pedazo lengua rollingstone y se relame con fruición forzando a preguntarse si es por haber zampado ya a modo o se relame por ver algo que le incita a regusto, asalto y devoración (ojo, detalles así se tornan gafes, yuyu, o son proféticos; de hecho, la cara humana de ese león con entrecejo ya anunciaba y evoca a dos presidentes de esa Diputación que vinieron tiempo después, también zampones). Resumido: la cosa es espantosa . Y Sócrates se espantó, claro, Otavito sigue ojiplático, Pilarín (Monroe) puso cara de duda por no confesar que hasta le gusta... y Peláez nos amenazó con que va a escuadrar su parecer y que lo traerá listo otro día. Por las caras que ha puesto, que le compre el que le aguante.