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La afición de la Cultural no se deja engañar. El invento de Rubiales para contentar las ansias deportivas y sobre todo económicas de los clubes grandes de bronce que no alcanzarán la categoría de plata del fútbol español no es nada más que un envoltorio que no guarda un regalo dentro. Todo lo contrario. Una división que no es más que la Segunda B actual con idénticos traumas financieros y los mismos problemas deportivos. Fútbol aficionado por los cuatro costados, cuando se vendió profesionalidad como único argumento para los futbolistas.

Del reparto de la tarta audiovisual, nada de nada. Un proyecto que no tiene solidez y que va camino de mantener la pobreza más absoluta para una categoría a la que quieren dar brillo los mediocres, que sólo piensan en llenar sus bolsillos, no el de sus clubes. La fiel parroquia culturalista no se deja encantar ni ilusionar por el palabreo vacío del charlatán, al que ya hace tiempo no consideran su líder, como ayer grito a viva voz el Reino. León y su afición saben que el ascenso al fútbol profesional es el único objetivo para un club que va camino de los cien años de historia.