El gran pitín
Aquí solemos ser noticia por motivos estrambóticos. Él último de ellos ha sido la escultura de un enorme falo, colocada cerca del complejo hospitalario por un anónimo. O sea, el mismo del canager extraterrestre en San Marcos. No hay que ser Sherlock Holmes para resolver este misterio. Dado el tamaño, esta de ahora ha tenido que ser retirada por unos operarios forzudos, con unos primos de Bilbao. Aviso, si esta columna me sale algo irreverente no es culpa mía sino del escultor, qué hubiese hecho un busto. Uno puede hacer malabarismo con la prosa, pero no milagros. En este periódico, lo llamaron «armatoste», muy sutil y elegante, pero Leonardo Dantés no lo incluyó en su canción «Tiene nombres mil el miembro viril». Hice la mili en Artillería y no me asusto por casi nada, me gusta lo obsceno siempre que sea ingenioso. Pero esto de ahora, en cuanto a arte ingenioso es otro gatillazo de nuestro paisano. A ver, si a la tercera va la vencida. En León, tenemos el recurso piadoso de llamar en diminutivo a lo grande. Por ejemplo, «cabroncín». Suena tan bien que casi dan ganas de que te lo llamen. Otro recurso muy nuestro y entrañable es el término «mierdina», que compensa con ternura la descalificación rotunda. Con los debidos respetos, dicho pitín es una gran mierdina. Y sí, ha tenido mucha difusión, pero alguien debería decirle a las televisiones japonesas y rusas que ha sido ya retirado. Al principio, al ver la imagen dudé si era un cohete o un dedo haciendo una peineta. Me imagino al escultor echando humo mientras creaba su obra: «¡Os vais a enterar de lo que vale un peine!». Y a una vecina que se asoma y le pregunta: «Pues no recuerdo que aprobáramos cambiar el pararrayos». Dicen que el origen del arte está en un falo de barro o de hueso. Lo ignoro, solo sé que Rachel Welch inventó el bikini de tiranosaurio.
Vale, no es la pieza más adecuada para un obispado o la sede de un partido conservador, tampoco la pondría en mi salón… pero, incluso así, la obscenidad es otra cosa. Por ejemplo, participar en botellones en tiempos de pandemia. O reducir la política a poder y rifirrafe.
Me pregunto quién posó de modelo, seguro que hizo la mili en Artillería. Ah, la vida. ¿No es a ratos divertida?